Capítulo Treinta y ocho

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Lena me ahorca mientras se acerca a mi oído.

—Voy a comerte tan lento, que me vas a suplicar que te folle. Y cuando eso pase, voy a follarte tan duro, que te escuchará todo el continente —Susurra en mi oído.

Gimo al imaginarme esa situación.
Lena se separa y me coloca una venda en los ojos. Cuando hace eso, siento algo frío rozar mi cuello.

—¿Lena, Qué es eso?

—Shhh.

Lena tira de mi camiseta y corta esta mientras la retira junto a mi sostén.

—Tienes suerte de que no sea una de mis camisetas favoritas.

—Si sigues hablando voy a tener que colocarte una mordaza.

Me callo y el mismo frío recorre todo mi torso, siento escalofríos mientras mis pezones se endurecen.
Escucho a Lena reír mientras se baja de encima de mi y va a buscar algo.
Ella regresa al poco tiempo con algo que parece pesado, por el ruido que se escuchó al dejarlo en el suelo.

—Lena.

—¿Qué?

—¿Qué trajiste?

—Cosas que compré.

Lena coloca dos objetos fríos en mis endurecidos pezones.

—¿Qué es eso?

Lena no responde, y al segundo siento electricidad en estos objetos.

—¡Aaah!

—Lena ríe—. ¿Te gusta?

—Sí.

—¿Puedo hacerte lo que yo quiera? —dice con voz ronca.

—Ya te he dicho que si.

Vuelvo a sentir electricidad repetidamente en mis pezones mientras Lena me ahorca.

—¡Aaah!

Lena remueve mi ropa faltante y va recorriendo todo mi cuerpo con sus labios, ella vuelve a subir y me besa. Nuestras lenguas se enredan y nuestros labios se mueven como uno solo. Iba a seguir explorando su boca pero se separa mordiendo mi labio inferior.
Un momento después Lena se levanta y escucho como se quita la ropa mientras se coloca algo. Vuelve conmigo y abre mis piernas para pasar un dedo por mi entre pierna. Jadeo al sentir su dedo en mi centro de placer y subo la cadera para volver a sentir ese tacto tan necesitado. Pero Lena lo retira.

—¿Quieres que te folle?

—Por favor.

—Suplicame.

—Lena por favor quiero que... ¡Aah! ——Siento una descarga electrica.

—¿Qué es lo que quieres?

—Quiero qu... ¡Aah!, Me... Folles —Termino la oración después de que Lena me electrocute en cada palabra.

Lena retira los objetos de mis pezones mientras vuelve a separar mis piernas.
Siento su aliento caliente en mi entre pierna mientras sus dedos recorren está misma.
Cuando le iba a pedir que fuera más rápido ella introduce dos dedos de repente.

—¡Aaah!

Ella empieza a hacer ondas en mi punto G mientras que con su experta lengua estimula mi clítoris.

—¡Aaah!

Unos minutos más tarde siento el orgasmo llegar, pero Lena se detiene.

—Por favor, no te detengas.

—¿Quieres tu orgasmo?

Asiento desesperada.

—No lo creo, mi amor.

Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora