Capitulo ochenta y nueve

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Miré horrorizada la sangre que descendía por el mentón de mi esposa mientras ella se ponía nerviosa.

—¿Qué haces aquí? —repitío—. ¿Qué fue lo que viste?

—T-Tú lo mataste...

—No se suponía que debías ver eso —dijo susurrando y dándome la espalda.

—¡¿Hace cuánto que estás haciendo esto?! ¡¿Hace cuánto matas gente?! ¡¿No piensas en nuestros hijos?! ¡¿Qué es lo que te sucede?! —Con cada pregunta, ________, se tensaba más y apretaba su puño con fuerza haciendo que su brazo temblara.

—¡Sí! ¡Claro que pienso en nuestros hijos! ¡La que no piensa en nuestros hijos eres tú!

—¡Eso no es verdad! ¡A mi me importan nuestros hijos!

—¡¿Ah si?! —dijo incrédula—. Porque te la pasas fuera y lo único que haces es estar con tu amiguita y nunca pasas tiempo con ellos. ¡Literalmente lo único que haces es darles un beso en la frente antes de irte a dormir!

—¿De eso se trata, eh? ¿De Kara? ¡¿Haces todo esto por celos?!

—No, Lena. No se trata de tu maldita amiga Kara. Se trata de mí y de los niños.
Nunca estas en casa y cuando estás no me prestas atención y apenas estás con los niños. ¡Yo soy la que le tiene que explicar a los niños dónde está su madre porque se va todos los malditos días!
Ya no me abrazas, tampoco fuiste capaz de darte cuenta que algo me pasaba. ¡Ni siquiera notaste cuando lloraba en la noche esperando a que amanecieras a mi lado!

Permanecí callada con los ojos llorosos mientras veía como a mi esposa le descendian lágrimas por la mejilla.

—Yo...

—Me interrumpió—. ¡¿Tú qué, Lena?! Me abandonaste cuando me juraste no hacerlo, me dejaste sola a mi y a los niños.
Ni siquiera te molestarte en preguntarme si quería hacer algo contigo como mirar una maldita película solo las dos.
Así que no, no se trata solo de Kara. Se trata de ti.
¿Qué esperabas? Soy un vampiro, soy una salvaje ¿Eso es lo que querías, no?

—Eso no es lo que quería... ¿Por qué no me dijiste nada? —dije con un nudo en la garganta.

—¿Qué querías que te diga? No te ha importado nada de mi desde los últimos días. No tienes derecho a juzgarme.

Mi esposa se marchó a velocidad sobrenatural por el bosque y yo me quedé allí pensando en lo que ella me había dicho, y en que tenía razón en todo. Había estado actuando mal y ni siquiera me había preocupado de mi familia... Ni siquiera había pasado tiempo con mi esposa y no pensé que le hubiera afectado.
Tenía que encontrarla y explicarle todo, tenía que decirle por qué me había ausentado, tenia que decirle que esperábamos un bebé.

Me empecé a transformar en lobo con mi poca práctica. Sentía como mis huesos se quebraban uno por uno y hacían que el dolor sea insoportable.
Cuando terminé de convertirme me sentí rara y me costó adaptarme al principio, pero me centré en encontrar a _________ por el vínculo que teníamos.
Corri por casi media hora hasta que encontré a _______ en un lago. Me escondí en unos arbustos y vi como golpeaba un árbol hasta sangrar. Ella gritaba de frustración y dolor.
Cayó al piso de rodillas y comenzó a llorar desconsolada.
Ver eso rompió mi corazón e hizo que me sintiera aún más culpable.
Me acerqué lentamente en mi forma humana y cuando notó mi presencia ella me dijo que me fuera.

—Vete de aquí, Lena.

Me seguí acercando.

—¡Vete!

Me detuve en seco y una lágrima cayó por mi rostro. Sabía que si la dejaba ahora jamás podría reparar lo que se rompió.
Me acerqué aún más y la abracé con firmeza. Ella forcejeó conmigo, intentando escapar.

Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora