Capítulo noventa y uno

158 17 7
                                    

Años después

Me desperté por un fuerte movimiento en la cama y unos gritos diciendo que me despertara. Ahí estaban, Amaris y Noah saltando en el colchón para que me despertara. Actualmente, ellos tenían ocho años, y el pequeño Luke cuatro. Luke era el bebé que Lena y yo concebimos luego de Amaris y Noah.
Él tiene sus hermosos ojos esmeralda y ese pequeño lunar en su cuello, al igual que ella. Cuando crezca sería todo un galán.


—Ya, ya, pequeños. Ahora me levanto —dije levantando las manos rendida y levantándome de la cama.

—Mamá nos dijo que te despertaramos —dijo Noah.

—Sí —respondió Amaris.

—¿Qué más les dijo su mamá, pequeños? —Sonreí mirándolos.

—Ellos se miraron y luego a mí—. Nos dijo que te digamos que el almuerzo está listo —respondió Amaris.

—Sonreí y me acerqué a ellos para atraparlos—. Vengan aquí, pequeños.

Comencé a hacerle cosquillas a ambos mientras observaba como reían e intentaban librarse de las cosquillas.
Cuando levanté mi mirada ví a Lena recostada en el marco de la puerta, sonriendo y con Luke en brazos.
Me levanté de la cama y me acerqué a ellos, agarrando a Luke con delicadeza.

—¿Cómo estás pequeñín? —dije sonriéndole a Luke.

El respondió que estaba bien torpemente y eso me hizo reír. Luego, miré a mi esposa y le di un pequeño beso en los labios.

—Buenas tardes, mi amor —dije yo.

—Buenas tardes, mi vida —respondió con una sonrisa.

Los niños se acercaron a nosotras y nos abrazaron las piernas con fuerza.
Nosotras reímos y también los levantamos. Yo cargaba a Amaris y Luke, y Lena cargaba a Noah. Los bajamos con cuidado por las escaleras y nos sentamos a comer el almuerzo.
Lena se encargo de cortar la comida por Luke y luego también comienzo a comer.

—Mi amor —dijo ella.

—¿Sí? —respondí.

—¿Te acuerdas de hoy a la noche?

—Claro que sí, mi vida.

(Flashback)

—Oye, amor —Caminé hasta Lena.

—¿Sí?

—Invité a mi familia y a tu familia a cenar el sábado. ¿Te parece?

—Ella me sonrió y asintió—. Claro, mi amor. No hay problema.

(Fin del flashback)

Cuando terminamos de comer, ayudé a mi esposa a lavar los platos y luego la abracé, enganchando mis brazos en su cintura y ella en mi cuello.

—Te amo. Gracias por no rendirte conmigo —le dije casi en un susurro.

—Nunca te dejaría. Yo también te amo —respondió.

Nos dimos un pequeño beso y luego nos separamos.

—¿Quién tiene ganas de ir al parque? —dije dirigiéndome a los niños.

—¡Yo! —dijeron los tres al mismo tiempo.

Lena y yo reímos y luego nos preparamos para salir, pero antes, me llevé a Lena un poco lejos de nuestros hijos para hablar en privado.

—Me parece que ya es una buena edad para contarles su verdadera identidad —le dije a Lena con algo de seriedad.

—A mi también, creo que están listos para poder comprender. Espero que se lo tomen bien.

Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora