Lena y Tú

Capítulo sesenta y nueve

Nos encontrábamos alistando todo para el viaje, no iba a durar más de tres o cuatro días, así que no empacamos mucho.

—¿Todo listo? —pregunté.

—Todo listo.

Agarré las maletas, las puse en el maletero del auto y nos adentramos a el auto para emprender viaje al aeropuerto privado de Lena.

—¿Estás bien? —preguntó mi esposa.

—Sí, ¿Por qué no lo estaría?

—Sé que pasaste muchas cosas en esa ciudad y...

—Agarré su mano y besé el dorso de esta—. Estoy bien, lo prometo.

Luego de algunas horas conduciendo nos bajamos para ir hasta el hangar.
Estiré mis brazos y mis piernas y fuimos caminando hasta el avión.

—¿Así que está es tu nave? —dije maravillada.

—Así es, ¿Te gusta?

—Me encanta.

—Tiene algunas modificaciones hechas por mí, por ejemplo que se maneja solo sin necesidad de piloto, o que fábrica su propia comida.

—Mi esposa es toda una genio —dije abrazándola y dándole un beso.

—Ay ya cállate —dijo sonriendo.

Sonreí y me subí al avión para comenzar el viaje a Nueva Orleans.

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—Esto está delicioso —dije apuntando la comida.

—Lo sé —rió.

—Pero me gustas más tú.

Lena se sonrojó y sonrió.

Me levanté para llevar los platos a la mini cocina y cuando volví mi esposa miraba por la ventana.

—¿Te gustan las vistas?

—Sí, aunque el día está un poco nublado.

Me saqué la camiseta que llevaba y la tiré a un lado del avión.

—¿Qué tal estás vistas?

Lena clavó sus ojos en mi y sus pupilas se dilataron mientras me recorría con los ojos. Se levantó del asiento y fue hasta donde yo estaba.

—Me encantan.

Cruzó sus brazos en mi cuello y me besó con pasión. Coloqué mi mano en su mandíbula y la fui trazando con el dedo.
Bajé hasta su cuello y fui llegando hasta su cintura.
Agarre la tela y la lleve hasta arriba para removerla. Lena levantó los brazos y cuando la prenda ya no interfería nos seguimos besando.
Use mi velocidad vampírica para recostarla en la pequeña mesa que habíamos desplegado para comer.
Coloqué mi cuerpo entre sus piernas y bajé mis besos a su cuello dejando algunas marcas y seguí el camino por su abdomen. Retiré el pantalón y subí de nuevo para besarla.
Bajé mis manos hacia su espalda y desabroché su sujetador. Lo tiré por ahí y volví a bajar para estimular sus pechos. Ella gimió por el contacto y tiró la cabeza hacia atrás.

—¿Nunca te excito pensar en hacerlo en un avión? ¿En las alturas? —dije yo mientras seguía bajando hasta su ropa interior.

—S..sí —me respondió entrecortado cuando hice presión en su centro.

Saqué su ropa interior y me arrodillé para empezar a satisfacer a mi esposa. Cuando sintió mi lengua recorriendo su vagina ella se arqu4eo y gimió algo fuerte.
Empecé lamiendo desde su entrada hasta su punto sensible, luego, me dediqué a brindarle placer succionando y chupando su clítoris. Sus gemidos iban en aumento, así que cuando ella iba a correrse me detuve.

—¿Por qué te detienes? —dijo ella agitada y con algo de molestia.

—Paciencia, amor —Saqué algo de las maletas y me desnudé.

—¿Trajiste un strap-on al viaje?

Le sonreí con malicia y puse un dedo en mis labios en forma de silencio.
Me lo coloqué y me posicioné de nuevo entre medio de mi esposa.

—Solo disfruta —dije yo.

Me fui introduciendo en ella hasta que estuvo completo. Cuando ya se acostumbro mis penetraciones fueron más rápidas y duras.

—¡Aah! ¡______!

Sonreí y encendí el vibrador que contenía el juguete para yo también darme placer.
Gemí levemente y seguí embistiendo a mi esposa.

—______, más rápido —dijo ella jadeando.

Me incliné para besar sus pechos y estimularla.

—Voy a correrme.

—Hazlo —demandé.

Con un último gemido, Lena se arqueó y su cuerpo se desplomó en la mesa.

—Calma, amor, que recién empezamos —dije yo con una sonrisa.

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—¡______! Ya no puedo, detente —dijo ella llevando sus manos a mi abdomen.

Me salí de dentro de ella y desplegué la silla cama para llevar a mi esposa allí.
Me saqué el juguete y tomé en mis brazos a Lena, la recosté ahí y la cubrí con una manta.

—Te amo —me dijo ella.

—Te amo.

Cuando ví que se estaba acomodando para dormir fui al baño. Lavé el juguete y posteriormente mi cara.

—____... —Escuché en un susurro.

Fui hasta donde estaba mi esposa pero ella se había quedado dormida y nadie más estaba aquí. No le di importancia y me di la vuelta, pero cuando lo hice había una mujer ensangrentada.

—¿Me recuerdas? Me mataste a sangre fría en un bar.

Me froté los ojos y la mujer desapareció. Suspiré y me recosté con mi esposa.

—Estos van a ser unos días largos —dije para mí misma.

Cerré los ojos e intenté abrazar a Lena como pude.
Unas horas después, mi esposa me despertó.

—_____....

—¿Sí? —dije con voz ronca.

—Ya llegamos.

Me quejé y abrí mis ojos para levantarme.

—Oye, ¿Mañana hay que ir a la reunión, verdad?

—Sí, ¿Por qué? —dije estirando mis extremidades.

—No estoy específicamente presentable, debo ducharme.

—Bueno, ya llamé a un taxi para ir hacia el departamento.

—¿Qué departamento?

—Luego de la reunión debemos pasar la noche. Alquilé un departamento por unos días.

—______, ¿Cuánto gastaste?

—Eso no importa —dije tomando las maletas.

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Abrí la puerta del departamento y ya olía los químicos que utilizaron para limpiar.
Dejé las maletas en la habitación y empecé a recorrer el lugar.

—¿Es lindo, no?

—Así es.

—Bueno, ya puedes ducharte si quieres.

—¿Tú qué harás?

—Traeré la cena.

Le di un beso en los labios a mi esposa para despedirme y salí del edificio para ir a una pizzería.

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