Capítulo 3

114 25 4
                                        


Joel resulta más agradable de lo que creía, se le notaba un tipo culto pero de los que sabía llevar cualquier tipo de conversación. No me suelta en toda la noche. No hay que ser muy listos para saber que algo en mi le atrae.

Seguro que es el pelazo rubio que me cargo que no parece teñido, yo misma me impresioné al verme al espejo después de teñirme, parecía natural y más cuando las lentillas azules en mis ojos le daban el toque.

Que tiemblen las rubias de ojos azules que ya estaba allí yo para hacerles competencia.

No solo bailamos. También bebimos y conversamos sobre lo básico, se interesaba más por mi vida y no me dejaba a mí indagar en la suya.

—¿Le cuento un secreto? —me hago la interesante—. En realidad detesto el champán.

Claro, como lo digo con una copa en la mano me mira con las cejas alzadas, pues ya había bebido antes unos cuantos tragos y no dije nada al respecto.

—Trae para aquí esa porquería, anda —intenta quitarme la copa de las manos pero yo me echo para atrás impidiéndoselo.

No me esperaba que justo detrás hubiera alguien, por eso mi espalda choca contra la suya y me detengo en seco, haciendo que el contenido de la copa se derrame no solo a mi mano y moje el vestido que tanto me gustaba.

—Mierda —decimos ambos a un mismo tiempo.

Y yo que pensaba que hablar al unísono solo era una cualidad de las películas...

—Lo lamento, señorita —se disculpa—. No quería que esta velada terminase de semejante manera.

—¿Sabe usted cuánto me ha costado este vestido, su majestad? —empiezo con tono molesto para terminar con uno sarcástico. Esta parte del papel me la estaba inventando completamente pero sabía que podría sacarle provecho más tarde, o al menos eso esperaba—. No, no se atreva siquiera a responderme porque no espero una respuesta. Creo que ha sido mala idea venir aquí.

—¿Qué? Espere, Aisha —puso su mano sobre mi brazo para impedir que me fuera—. Le pagaré ese costoso vestido, no tiene que irse...

—¿Cree que me interesa su dinero? Pues no, Joel, nada de eso —dejo la copa en su mano y apenas sonrío cuando me separo—. Debo de irme, sería bochornoso permanecer con el vestido mojado lo que queda de noche.

—Siempre puede quitárselo...

—¿Disculpe? —me llevo una mano al pecho para mirarlo con incredulidad.

—No, no... Le prometo que no estaba ligado a una intención sexual. Mejor subamos y le dejo algo para cambiarse, cualquier cosa es mejor que estar con la ropa mojada, ¿no?

—Agradezco la oferta, de veras, pero entre que llego al hotel y todo se me hará muy tarde. Tal vez no tengamos la oportunidad de volver a vernos por tratarse de quien se trata... Pero quiero que sepa que ha sido un placer poder conocerlo en persona por fin.

—No diga eso, Aisha —me sonríe casi apenado—. Nos volveremos a ver antes de lo que usted se imagina, ya verá... No quisiera ser yo molesto ¿pero de verdad que no quiere aceptar mi propuesta?

—No, pero gracias por considerarme, aunque sólo lo haga por cortesía.

—¿Cree que soy así de cortés con todo el mundo? Porque si lo piensa está muy equivocada, lo único que deseo es que toda esta gentuza se vaya para así poder irme a descansar... Y a usted, señorita, le estoy pidiendo que se quede. Que injusto es el mundo.

—Podrá dormir por la noche sin tener pesadillas, se lo aseguro —le guiño un ojo con diversión y me doy media vuelta para caminar hasta la salida, sabiendo que su mirada estaba clavada en mi cuerpo.

¿Pero se iba a quedar Joel debiéndole un vestido caro a una chica? No. Sin importar que la conociese solo de una noche. Él no iba a permitir semejante cosa.

¿Nos íbamos a volver a ver?

Yo sé que si.

Aunque Harry me esté mirando con cara de querer matarme por no seguir el plan, yo solo estaba haciendo el mío propio. ¿No era mejor conseguir su confianza antes de acostarme con él para sacarle información? Tenía que ir paso a paso.

Las ganas de actuar como cualquiera otra joven estaban presentes en mi cuerpo. Después de un desengaño amoroso solo se buscaba alegría para el cuerpo... Y el mío me estaba pidiendo demasiada alegría.

¿Por qué no me había acostado con Joel? La misión se iría a la mierda pero al menos me llevaba un buen polvo del futuro rey, eh.

¿Y así que obtendría?

Reproches por parte de mi equipo y ganas de salir a ahogar las penas.

—¿Qué tienes en mente? —el gruñido de David hace que lo mire.

—Harry, no me hables en ese todo.

—No me toques los cojones, ¿que ha sido eso? Estaba yendo todo bien... Hubo ligue por parte de ambos, ahí se notaban las chispitas de deseo.

—Déjame esto a mi, compañero, soy la protagonista en esta misión y sé de sobra como hacer las cosas, no soy una inexperta en esto.

—¿Sabe Sebastián de esto? —interroga, sacándome de mis casillas por completo.

—Deja a Sebastián fuera de esto.

—Es nuestro jefe.

—¿Y tú lo ves por aquí? ¿No, verdad? Es un puto cobarde que prefiere quedarse en Estados Unidos dentro de su despacho para que nada le toque. Los que estamos aquí jugándonos el culo somos nosotros, así que vamos a hacerlo por nuestra cuenta.

—Voy a avisarlo...

—Avísalo, pero si lo haces olvídate de que somos compañeros, tú por tu parte y yo por la mía, ¿entendido?

No iba a permitir que mis planes se fueran a torcer ahora que ya los tenía bien claros en mi cabeza. Fácil. Rápido. Sencillo. Algo que no debería de llevar ni mucho tiempo ni mucha dedicación, solo tenía que poner parte de mi encanto para que Joel cayese a mis pies... Y no solo Joel, quería tener bajo mira al hijo del primer ministro para seguir tirando de hilos.

¿Quien era más capaz de cometer un crimen?

Acceso al tronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora