Capítulo 22

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Le había dado mi palabra de que no moriría, que yo lo iba a proteger de la mafia más no de la justicia. Qué iba a seguir con vida después de todo eso, pero él ya tenía muy claro su destino desde el principio, quizá por eso decidió que la mejor idea sería contármelo todo. Total, ahora no tenía nada contra los suyos más que sus palabras.

—¿Estás bien? —me preguntó Joel, acariciándome el pelo con sus manos. Tenía mucho que decir, pero no sabía por dónde empezar. Me preocupaba su reacción, me preocupaban tantas cosas que temía despegar los labios para tan solo decir algo—. Aisha, reina, sé que estás traumatizada por lo que acabas de ver... Pero tienes que decirme qué ha pasado, ¿estabais juntos?

—Si —admití en un hilo de voz—. Él me llevó a la habitación de la reina y estuvimos hablando. Joder, no puedo creer que se haya suicidado.

—Aisha, sé que es privado, pero tienes que decirme de qué hablasteis, puede ser importante.

—No puedo, hay vidas en juego.

—No, no las hay, él ya no está... Y a nosotros no nos pasará nada.

—¿Así como tampoco le iba a pasar nada a tu abuela? —mis palabras son duras, tanto que la expresión que llega a su rostro me deja al borde de las lágrimas—. Lo siento, no quería decir eso, simplemente no quiero que te pase nada, es una situación delicada.

—Lo entiendo, Aisha, pero si me dijeras algo lo entendería mejor...¿De que quieres protegerme?

—De todo, incluso de mi —admití sonriendo que si seguía hablando me iba a derrumbar.

Me disculpo con él antes de salir corriendo, necesitaba aire, me estaba agobiando allí dentro. Su mirada llena de pena me quemaba. No podía hacer nada. Estaba perdida y no encontraría mi rumbo tan fácilmente.

Necesitaba contárselo todo.

Confiaba en él.

Y lo hacía por el simple hecho de que todo a su lado había sido real, no tuve necesidad de fingir en cuanto a mis sentimientos, solo lo hice con mis expresiones y a veces con las palabras. Pero nunca le mentí en cuanto a como me sentía.

¿Pero como iba a reaccionar si le decía que era una infiltrada, que Aisha Davies no existía, que estaba ahí para investigar la muerte de su abuela y que él había sido el primer sospechoso?

Mal. Era obvio que se lo iba a tomar mal. Cualquiera reaccionaría así ante un engaño.

Estaba en todo su derecho de enfadarse y soltarme mis verdades a la cara, quizá era lo que necesitaba para ponerme las pilas, porque tenía que pedir ayuda a mi equipo antes de que fuera demasiado tarde para la monarquía, no solo aquí sino también en Grecia. Aunque eso significase arriesgar a Joel, porque había pruebas en su contra, las suficientes para juzgarlo. Mis palabras no ayudarían cuando estaba por delante la justicia.

Estaba en un compromiso.

¿Quería condenarlo? No.

¿Debía de hacerlo? Si.

Estaban en riesgo muchas personas, estaba en medio de un dilema moral y a mí nunca me había gustado la filosofía. ¿Debía de arriesgar a una persona para salvar a muchas? ¿Pero que pasa cuando esa persona lo es todo para ti y te importa más que todas las demás?

Dios, Dios, Dios.

—Aisha, es un placer verte de nuevo —alzo la mirada de inmediato al escuchar su voz, venía con una sonrisa socarrona en los labios y con dos guardias a cada lado de su cuerpo, pero ahí estaba. Con esa seguridad que decía "de que te jodo, te jodo".

—Thomas, pensé que tenías prohibida la entrada al palacio después de lo sucedido.

—Y así es, pero me he enterado de lo sucedido y no podía no venir —alzó sus cejas—. Además, tengo información que vale millones para darle al rey, seguro que se alegra muchísimo de escucharme.

—Tú no vas a decir nada, porque yo también tengo información en tu contra, no te conviene.

Rompe a reír, dejándome descolocada.

¿Y ahora que le pasaba a este? ¿Acaso era algún chiste? Porque si lo era a mi no me hacía ni la más mínima gracia.

Joel salió al ver que tenía un invitado allí fuera y no tardó en situarse a mi lado, varios guardias salieron también tras él para ofrecerle protección en caso de ser necesaria.

Thomas se limitó a alzar las manos en señal de paz, haciendo saber que no venía con malas intenciones. Pero era obvio que venía. Iba a hundirme y no me quedaban argumentos para protegerme.

Estaba en desventaja.

—Lamento lo de Oliver, era un buen hombre —dice, metiendo sus manos en sus bolsillos—. Pero no es ese el principal motivo por el que estoy aquí. Tengo información que te interesa y que está relacionada con la señorita que tienes al lado.

—Joel, no le hagas caso —pedí—. Por favor, voy a explicártelo todo, no te dejes llevar por sus palabras...

—¿Vas a volver a manipularlo? Porque veo que eso se te da muy bien, Aisha... —me reta con la mirada, pronunciando mi nombre en un tono despectivo—. ¿Por qué no empiezas diciéndonos tu verdadero nombre?

—¿Por qué no empiezas tú yéndote a la mierda? —le sugiero, pero al ponerme a la defensiva el rey me mira con cierta desconfianza.

—Aisha... —susurra este, mirándome a mi únicamente.

—Antía —le susurro de vuelta—. Me llamo Antía, Aisha Davies no existe, solo es un personaje que he creado para acercarme a ti.

Su mirada endurece ante mis palabras. La decepción está refleja en su rostro. Se me parte el corazón de inmediato porque sé que si eso lo pone así, no me quiero imaginar cuando escuche todo lo que queda por decir.

—¿Has fingido ser alguien que no eras solo por acercarte a mi?

—Joel, yo nunca he fingido nada contigo —me sincero, sintiendo el corazón acelerándome con cada maldita palabra que soltaba—. Déjame explicarte todo, te juro que no soy la mala en esta historia... Tienes que saber muchas cosas antes de poder juzgar, por favor, escúchame.

—Venga, guapa, cuéntale a todos a que has venido, di quien eres de verdad —anima el rubio, mirando la escena con diversión, pero no sabía que yo ya tenía toda la información que necesitaba para destruirlo. Era principiante, todos cometían errores, el primero sería poner una mala cara al escucharme, el siguiente tendría que descubrirlo. Alguna evidencia de su delito tendría que haber dejado.

—Thomas ha matado a la reina —suelto, todos se sorprenden, incluidos los guardias que estaban a nuestro alrededor.

—¡Esa es una acusación muy fuerte!

—Oliver fue solo un peón, la verdadera idea salió de él porque quiere destruir la monarquía y me temo que tú serás el siguiente.

Acceso al tronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora