Pero toda obra llega a su final y la suya estaba a punto de hacerlo, esta vez de verdad. Sin despedidas, sin lágrimas, sin miradas tristes.Dicen que un adiós le duele en el alma a esos corazones que te esperarían siempre. ¿Pero no dolía más irse y no poder despedirse?
Saber que el para siempre ya no podría cumplirse porque todo se termina.
Tras largos días de felicidad, tras una dura superación de la realidad, cuando ya todo volvía a ser color rosa y no existían los problemas... Todo dio un giro inesperado.
Antía abrió los ojos y sintió el mareo al instante, todo daba vueltas a su alrededor, su cabeza palpitaba de dolor y le cuerpo dolía el cuerpo después de haber pasado tantas horas en una misma posición sin poder moverse. Miró a su alrededor llena de confusión e intentó liberarse, gimiendo de dolor cuando sólo consiguió lo contrario. Aquello no lo había hecho cualquiera.
—Vaya, vaya... La intrusa se ha despertado —la grave voz de un señor que rondaba la mediana edad le hizo girar el rostro para mirar en aquella dirección. Lo desconocía, pero podía intuir de quien se trataba—. Με λένε τον αετό.
El águila.
¿Quién en su sano juicio se llamaría así?
Nadie, nadie que no formase parte de alguna banda callejera o que fuera cantante de reggaeton, inclusive de rap.
Pero no, ese águila provenía de otro lado. La connotación del águila es de fuerza, poderío, dominio sobre los otros, el carácter guerrero, la agresividad y la valentía. Muy típico de la mafia.
Antía no necesitó pensar demasiado para darse cuenta de que ya estaba todo acabado.
—No pareces sorprendida, quizá no eres tan tonta como todos creían —señaló, con cierto tono divertido en la voz—. Ya sabes cómo funciona esto.
En la mafia lo que empieza como una mentira, termina como una muerte.
Ella no iba a ser la excepción.
—El FBI cometió un grave error al dejarte ir, nosotros no podemos hacer lo mismo. Tú ya sabes demasiado... Y aquí dentro es mejor no saber. No diré que siento pena ni tampoco pediré disculpas, sé el lugar que ocupo y sobre todo, sé el lugar que ocupas tú —lleva las manos a su espalda para sacar de allí su pistola y se aleja al menos tres meteos para no salir salpicado—. Fue un placer verte en acción, he de admitir que fuiste buena, Owen me mantuvo informado de cada uno de tus pasos y te mereces un aplauso, pero no seré yo quien te lo dea.
Fue entonces cuando de sus ojos empezaron a brotar lágrimas, no pudo siquiera mirarlo a los ojos, prefirió bajar la mirada y llorar con la mirada fija en algún punto perdido de este.
Ahora que la realidad golpeaba más fuerte que nunca sabía que ya no volvería a verlo más. Que esta vez nadie la salvaría. Nadie vendría a por ella. Nadie entraría por esa puerta. Esta vez era ella y una pistola a unos metros que estaba lista para disparar.
Se estaba desgarrando por dentro de solo pensar en que no había cumplido sus promesas. Una vez más le estaba fallando y él no se lo merecía.
Y cuando no pudo aguantar más, cuando sus mejillas estaban inundadas de sus lágrimas, cuando el cuerpo entero le temblaba, gritó. Lo hizo tan fuerte que todo en ella retumbó, como el mar al chocar con las rocas, como el viento al chocar con las hojas, como ella al chocar con la muerte.
Él, por acortar el sufrimiento, sólo disparó.
Un, dos, tres disparos seguidos, limpios.
Luego guardó la pistola en su espalda y se giró para mirar a los suyos, que miraban pálidos la escena.
—Deshaceros del cuerpo e id a por mi hijo, ese cabrón no puede andar muy lejos —indicó, alisando las falsas arrugas de su camisa y después salió de allí como si nada.
Llevando consigo promesas rotas y una historia de amor que terminó en tragedia.
Todo en la vida era fugaz, incluso aquello que ya tenías asegurado. Puedes estar bien hoy y no saber como terminarás mañana. Puedes sentir que hoy lo tienes todo y mañana no tener nada. Puedes estar hoy en tu mejor vida y mañana en tu peor muerte.
Joel caminó con nerviosismo mordiéndose la uña de su dedo pulgar, sudaba en frío y su mente había desconectado desde el momento que Antía se había dado por perdida.
—Señor, hallamos el cuerpo de Antía sin vida. No se pudo hacer nada por ninguno, lo lamentamos.
—¿Por ninguno? ¿Había alguien más con ella?
—El bebé, su majestad —habló, bajando su mirada.
Su mundo se vino abajo. Ya no solo le habían arrebatado al amor de su vida sino también al fruto del amor que ambos sentían. Ella no cumplió con sus promesas, pero ellos sí que cumplieron con la suya al destrozarlo por completo.
Querían arruinar la monarquía, pues a él ya lo habían arruinado.
Los días dejaron de tener sentido.
Las horas pasaron a ser momentos muertos.
Los minutos eran cada vez más pesados.
Y cada cosa dolía más con el paso del tiempo.
Por eso, aún sabiendo que nada iba a cúrselo, se dejó caer frente a su lápida tres días después de su muerte. Preguntándose qué hacía él allí si su vida se había ido con ella.
—No cumpliste tus promesas, Antía, no las cumpliste —dijo en un hilo de voz—. Cuando yo más confiaba en ti... Todo volvió a ser como siempre, una vil mentira, de la que esta vez tú no tenías ni idea. Perdón por amarte tanto, perdón por no haber muerto en tu lugar, perdón por ser tu perdición...
Perdón por cerrar una historia con lágrimas.
Dicen que la realidad son los pequeños momentos, pues estos son luego los que persisten en la memoria.
Todo daña, nada cura. Hay que cuidarse de todo y de todos, hay que aprender a no confiar, a no dejarse llevar... Muchas veces ni por ti mismo, pues lo que hoy decides, mañana tiene sus consecuencias.
La vida es una pero la muerte también.
La ambición podía ser una arma más peligrosa que las pistolas.
Ella estaba dispuesta a destruir un mundo para construir el suyo... y aún así no fue suficiente. Traicionó su propia naturaleza para poder ser digna del más sublime amor... y aún así, tampoco fue suficiente.
Porque en esta vida hay muchas cosas que no son suficientes... Y aún así las intentamos, porque como suelen decir "el que no arriesga no gana".
Y aún arriesgando, es poco probable ganar.
|| F I N A L||

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Acceso al trono
Novela JuvenilLa sospechosa muerte de la reina Isabel II deja al mundo con muchas dudas y a su nieto Joel con poca experiencia para saltar al trono. Antía Dagger, agente infiltrada del FBI, está en Reino Unido con una misión asignada y el británico para ella sól...