Capítulo 1

227 32 19
                                        


Antía

Me froto la sien mientras escucho hablar a mi jefe una y otra vez del mismo tema. Me había quedado claro a la primera pero todavía no le había dado el visto bueno y por eso él pensaba que no estaba entendiendo la situación.

Me había metido anteriores veces con criminales, con mafiosos, con puros asesinos, con gente repugnante que no merece la pena hacer mención... ¿Pero con un príncipe? ¿Es que acaso le veían a él pinta de haber hecho algo malo en todo eso?

—Joel no tiene la carta de presentación de un asesino —lo interrumpo.

—Eso no se sabe. Todos hemos visto que rápido se calló el tema de la muerte de Isabel II, aquí hay gato encerrado.

—Esa señora tenía más años que los dinosaurios, a mi no me jodas... Una cuando es vieja se muere y ya está. Es normal que no quieran estar hablando de la muerte de una persona importante todo el tiempo.

—Dagger, ¿estás acaso cuestionando las órdenes de un superior?

—Las órdenes no, señor —aclaro con rapidez, sabiendo que no estábamos solos en su despacho—. Solo creo que sus ideales no son del todo correctos...

Me mira unos segundos antes de hacer un gesto con la mano para que los demás se salgan. Puedo respirar tranquila cuando cierran la puerta y nos quedamos solos.

—¿De que vas, Antía? —pregunta levantándose y acercándose a mi, casi frustrado—. Te ofrezco el mejor puto trabajo de tu vida y te pones a cuestionarme estas mierdas.

—No, ¿de que vas tú? —contraataco—. Pensé que teníamos algo... Estaba deseando volver de esa puta misión para pasar tiempo contigo y lo primero que haces es querer enviarme a otra. ¿Está todo bien? ¿He hecho algo mal?

Era verdad. Los últimos tres meses habían sido en un crucero de trata de personas por el Atlántico y no habían sido mis favoritos.

Sebastián y yo manteníamos una aventura desde que ingresé en el FBI, pero por cuestiones obvias tenía que quedar todo entre nosotros, era mi jefe y yo respetaba mi trabajo.

—Creo que es el momento de poner punto final a esto. Nos hemos divertido durante un tiempo pero ya es momento de cortar con esto. Yo no puedo soportar estar con alguien que se la pasa en misiones infiltrada, ¿qué pasa si un día ocurre algo malo y te pierdo? El único perjudicado seré yo.

Menudo hijo de la gran puta.

¿Si yo me muero entonces el que va a pasarla mal es él?

¿Que hay de mi? ¿De mi familia?

—Estás siendo muy egoísta —señalé.

—La única egoísta aquí eres tú al no querer aceptar la misión.

—¡Acabo de llegar de una!

—Es tu puto trabajo, Antía, no me toques los cojones.

Vaaaale. Si que lo era, si. Pero requería de mucho esfuerzo físico y mental, yo también necesitaba un descanso si no quería colapsar.

—A ver si te queda claro, ningún grupo británico abrirá una investigación porque no les conviene ir contra la realeza de su país.

—¿Y por Estados Unidos si lo hace? No tiene pinta de que la reina muriese por un atentado terrorista ni nada por el estilo.

—Eso no se sabe, por eso debes de infiltrarte y averiguar que ha pasado. Joel es el punto débil, ha de estar con mil cosas porque será el futuro rey y no estaba todavía preparado para serlo, tienes que tirar de ese hilo hasta desenredar todo.

Asentí con la cabeza y tomé la carpeta que estaba sobre el escritorio. Necesitaba preparar mi papel antes de viajar a Reino Unido y empezar con el plan.

Le gustaban las chicas blancas, rubias y con los ojos claros. Típico rasgo británico que a mi me faltaba. Menos mal que me teñirían el pelo y me pondrían lentillas porque de lo contrario estaría jodida.

Aisha Davies.

Prima lejana de Peter Davies, uno de los políticos más importantes del país.

Recién graduada en ciencias políticas. Única meta en la vida ser como su padre. Soltera. Sin compromiso y sin interés en los hombres.

—Serás la típica niña pija inocente que cualquiera quiere corromper —señala con su dedo índice—. Antes de que digas nada, si, si vas a llamar su atención.

—¿Y por qué Joel habría de fijarse en mí cuando va a haber otras tantas?

—Porque no estarás sola, tu compañero se encargará de hablarle de ti y después en la fiesta es cuestión de que tú intentes acercarte a él.

—Te estás contradiciendo. No tiene interés en ningún hombre...

—En él si —chasquea sus dedos—. Aisha tendrá que sonreírle, sacar su encanto y hacer lo posible para que Joel no se quiera despegar de ella en toda la noche. Vas a emborracharlo y lo llevarás a la habitación para seducirlo mejor, nadie te está pidiendo que te acuestes con él, solo que caiga rendido y que suelte la lengua.

—No va a funcionar.

—Tienes que hacer que confíe en ti hasta el punto de querer confesarte absolutamente todo. Si tienes que estar año y medio infiltrada, estás año y medio infiltrada. ¿Ha quedado claro?

¿Y quien era yo para llevarle la contraria a un superior?

Aunque no estuviese de acuerdo con la investigación tenía que hacer que si, al fin y al cabo me pagaban para esto.

Levanto la mirada y doy un ligero asentimiento en su dirección, después me levanto con la carpeta del caso en mis manos.

—Ha quedado claro.

Salgo del despacho y me encuentro fuera con David, que me sonríe abiertamente como si no viera mi cara de poca felicidad.

—Mañana sale nuestro vuelo, compañera.

Lo que me faltaba.

—¿Cómo debo de llamarte?

—Harry pero no Styles.

Don comedia.

—¿Tenía que reírme?

—Si.

—No ha hecho gracia, Harry.

—Un poco si, Aisha.

Vaaaale. Un poquito si. De hecho si no estuviera cabreada con el mundo me habría reído de lo malo que fue.

—Nos vemos mañana, comediante.

Necesitaba caracterizar a mi personaje antes de que nos fuésemos a Reino Unido, odiaba improvisar sobre la marcha.

Adiós Antía.

Hola Aisha.

Acceso al tronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora