Subieron las escaleras hasta el piso siete, los pies le pesaban y como estaba la suela de sus zapatos mojadas por el charco, se veían un poco las marcas de estas.
-Vamos hijo
El niño siguió a su madre por el corredor hasta quedar frente a la puerta del apartamento. La abrió.
- Pasa
Thomas avanzo dentro del cuarto, las luces estaban encendidas. Sus ojos se sorprendieron por la imagen. Su padre que sentado en la cama de él cargaba en brazos un hermosos y pequeño animal de un color beige claro, un cachorro. El infante corrió lo más rápido que pudo hasta él, para tocar al animal. Escucho como su madre reía a sus espaldas.
-¡Sorpresa!- dijo su padre, entregándole al perro en los pequeños brazos del niño.
Thomas estaba sin palabras mientras trataba de cargar al cachorro. Este le lamia brazos y cara cada vez que él se le acercaba. Ya no lo podía sostener en brazos, pesaba, estaba gordo y lo dejo en el piso. El perro saltaba y jugaba en los pies del niño. Su madre se le acerco por detrás.
-Y bien...
Este se volteo y la abrazo con fuerza.
-Gracias
Corrió a su padre e hizo lo mismo.
-De nada campeón.
Le sacudió el cabello.
El niño saltaba y corría de un lado a otro mientras el cachorro lo perseguía y ladraba en un modo juguetón. Se acostó en el piso, el perro se le monto encima y lamió gran parte de su rostro, este rio y se levantó limpiándose el rostro con su mano.
Miro a sus padres, estos estaban sentados en la cama mostrándole unas grandes sonrisas.
- ¿Cómo se llama? dijo Thomas frotando cuidadosamente el lomo del perro.
- Eso depende de ti- respondió su padre.
-Mmmmm.... Que tal... Luna...
Su padre rio divertido.
-Hijo, es un niño.
El niño miro al perro confundido, pero luego rio.
-Ok, que tal... Pollo...
Ambos rieron.
- Hola, POLLO- dijeron al unísono dirigiéndose al nuevo integrante de la familia.
El niño se posiciono en una esquina de la habitación.
- POLLO, VEN AQUÍ.
El perro salió corriendo hasta donde se encontraba Thomas y le salto encima. Todos comenzaron a reír. Pararon. Se había ido la luz.
Todos se miraron y Thomas corrió hasta sus padres mientras era perseguido por el perro.
-Tranquilo, Thomas- dijo su madre acariciándole el cabello.
-Ven Thomas, acompáñame.
- ¿A dónde vamos?- pregunto
- A por el señor Adrián, para ver si le podemos ayudar en algo para arreglar esto más rápido, a lo mejor fue un fusil que se quemó.
Un dolor de cabeza inundo a Thomas.
-Se me había olvidado, tomate esto, te calmara el dolor de cabeza
Thomas todo el medicamento que le había dado su madre, tenía un sabor amargo y como toda medicina, sabia horrible. Arrugo la cara.
- Listo.
-Gracias, vamos papá.
El niño tomo la mano de su padre y se dirigieron a la puerta, la abrieron y se dieron cuenta que su habitación era la única que no tenía luz.
-Qué extraño...-susurro James.
Caminaron hasta las escaleras para hablar con el electricista.
- Él vive en el piso de abajo, tal vez lo conozcas, es un señor mayor con el cabello blanco.
-No lo sé, todavía me duele la cabeza y no puedo pensar
- No puedo pensar...- dijo sarcásticamente su padre
El niño rio, bajaron las escaleras hasta el piso seis y giraron a la derecha y después a la izquierda, su padre contó dos puertas y en la tercera la toco. Nadie salió, lo volvió a intentar. Nada.
-A lo mejor salió- opino Thomas
Un ladrido interrumpió la conversación, era Pollo.
-POLLO- grito Thomas
Una voz femenina inundo el pasillo.
-Agárrenlo, se ha escapado.
- Ya lo tengo mamá
-Ok.
Una sonrisa hizo su padre.
-Nos llevamos al perro!-dijo su padre dirigiéndose a Camila.
- ¿Ahora a dónde?- pregunto el niño.
- Atrás del edificio está el generador y el cuarto de electricidad que da luz al edificio, voy a echar un vistazo a ver si se desconectó algo.
-Entonces, vamos- dijo Thomas corriendo escaleras abajo seguido por el cachorro.
El padre lo siguió rápido. Al llegar al final de las escaleras Thomas espero a su padre, quien no tardo más de treinta segundos en alcanzarlo. Abrió la puerta y Thomas lo siguió, giraron a la izquierda por un camino que quedaba a un costado del edificio, las paredes estaban mohosas y unas hierbas estaban creciendo a los alrededores. El niño visualizo una pequeña casita de color desteñido que en la puerta tenía un cartel que decía: ALTO VOLTAJE. A lo lejos había un árbol; el árbol de sombra que veía todo el tiempo por la ventana, no estaba muy lejos.
-Thomas, quédate aquí con Pollo, ya vengo.
-Bueno.
El padre abrió la puerta y Thomas lo único que pudo ver fue un revoltillo de cables de diferente colores.
Se volteo para vigilar a Pollo. Rio. El cachorro estaba saltando y ladrando como loco al árbol de sombra. El pequeño se acercó a él para ver a que le ladraba. Al estar cerca miro hacia arriba buscando lo que molestaba al cachorro. No vio nada...
-Perro tonto, ven, allí no hay nada.