XXVI

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Pto. V. Danny

(Punto de vista)

El perro seguía ladrando como loco. Sus ojos seguían al pequeño de un lado al otro, no se los quitaba de encima.

- No debes estar tan cerca de él, la runa te matara si te acercas mucho

- Que quieres Chika? - respondió sin separar su vista del joven- Se cuáles son las consecuencias.

- Jean me mando a saber cómo estabas.

- Ya lo sabes, ahora lárgate- dijo en un tono áspero y cortante.

La brisa fresca soplaba y el perro seguía ladrando. El niño hablaba con su padre.

A Danny, nunca le agrado James, pensaba que él era con una especie de obstáculo que lo separaba de Thomas, no entendía como un chiquillo tan especial podría tener un padre que no lo dejará vivir su infancia no cabía duda de que era buen padre, pero, todo lo bueno tenía uno malo y el problema con él era el simple hecho de que todo tenía que ser a su manera, y espíritus libres, como lo era Danny, no les agradaba eso.

Sus ojos se voltearon para ver si Chika seguía allí, no vio nada, se volteó de nuevo y describió la razón. Thomas se estaba acercando al árbol. Su pecho empezó a arder, como si le hubiesen echado aceite hirviendo. Gimió. El dolor empezó como a caminar sobre todo su cuerdo, dejando dolor y angustia. Mientras el pequeño más se acercaba más su cuerpo ardía. Un grito ahogado salió de su garganta. Miro hacia arriba, la copa del árbol era alta. Escaló lo más rápido que puedo, tratando de escapar de aquel terrible sufrimiento. Cuando alcanzó la cima su cuerpo ya no ardía, pero todavía se sentían pequeños rastros del dolor, se quitó la camisa para que su camisa no siguiera rozando su cuerpo. Quedó horrorizado, su pecho ahora era decorado con una runa roja, que iba desapareciendo poco a poco, tornándose del color de su piel. Se volteó para ver al niño; había escuchado algo.

- Perro tonto, allí no hay nada

Era Thomas. Suspiro.

- ...Hasta luego, amigo...


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