XXXV

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Pto. Vista. Jean Louis

- ...Señorita... Señorita...- escucho a lo lejos.

Su mente estaba en otro lugar, y las voces del hospital se volvían mínimas en sus oídos. El hombre a su espalda seguía llamándola. Se voltea. Se encontraba alterado, tenía rato en la instalación y no le habían dado respuesta alguna de su esposa, solo sabía que le habían dado tratamiento.

- Señorita.

-Dígame...

- No sé si se acuerda de mí, soy James Prado mi esposa y yo llegamos hace rato- dijo el hombre alto con cabello rubio y ojos encantadores- Y no me han dado respuesta de nada.

- Disculpe señor, su esposa está en la habitación 345, está en el segundo piso. Quisiera otra cosa- dijo con indiferencia.

Él no hablaba solo la miraba, la recordaba de algún lado, pero de dónde.

- En el segundo piso, dijo?

- Si, siga este pasillo, hay un elevador.

- Gracias.

El hombre se aleja de ella. Sus pasos son acelerados, prácticamente está corriendo de una manera disimulada. Una sonrisa ladeada se asoma en su rostro.

-Menos mal que no me recuerda- continuo- Ahora... Chika, te tengo una tarea.

La Chika de cabello blanco apareció a su lado, su piel estaba pálida y sus labios tenían un color rojo intenso.

-Dime...- dijo Chika.

Ella la observo, no dijo nada, solo estaba allí parada.

- JEAN.

- ¡¿Qué?!

La confusión era presente en su rostro.

- Disculpa que responda tu duda con otra duda, pero, ¿Que tienes?

- Estoy algo distraída.

- ¿Que necesitas?

- Aquí están James y Camila Prado, los padres del pequeño, necesito que averigües, de donde vienen, la mujer está cansada, no tiene energías siquiera para respirar, se la han sacado....

- Jean... No estás pensando con claridad, es un humano; los humanos se enferman, es lo natural; estas obsesionada con esa cosa.

Ella iba a responder, hasta que empezó a darse cuenta de que estaba siendo observada, un par de niños no le quitaban los ojos de encima. Uno era moreno, tenía el cabello corto y unos ojos castaños, y el otro era igual moreno con cabello largo y con unas gafas.

Se alejó de allí y se posiciono detrás del escritorio de recepción. Chika se sentó en el piso, junto a ella.

- Solo hazlo-continuo- ya se te olvido que te encerró en el espacio y te ataco en el apartamento, algo no me gusta de esa familia y lo voy a averiguar.

- Como gustes, y cuidado, alguien se acerca.

Jean asomo su cabeza sobre los mostrados, para encontrarse a Carlos, el director en jefe del hospital.

- Señorita, creo que la están solicitando, ¿qué está haciendo allí en el suelo?

-Estaba buscando mi pendiente señor.

- Era una pregunta retórica, diríjase a la habitación 345, el doctor Elías, está solicitando una enfermera.

Se levantó rápidamente del suelo y se dirigió al pasillo a su derecha, los pequeños seguían allí, pero ya no la observaban, estaban jugando con unos autos pequeños. Se detuvo, estaba en frente del ascensor. Respiro hondo, luego presiono el botón, las puertas metálicas se abrieron para encontrarse sola dentro de él. La caja de metal se cerró por completo. Se encontró en varias partes, el metal la reflejaba; la tensión era palpable. Apenas las puertas se abrieron Jean salió casi volando de allí.

-... La próxima vez iré por las escaleras...

- Señorita- apenas se volteo lo vio de nuevo, era James.

- Dígame, señor Prado.

-Quería agradecerle, sino fuese por usted, a esta hora seguiríamos esperando allí abajo.

- Tiene razón, pero Camila se veía muy débil.

- ¿Q-Quien le dijo que mi esposa se llamaba Camila? No recuerdo a verlo mencionado.

Los ojos de James la perforaban con la mirada, y ella sabía que había cometido una equivocación.

- ¿Q-que?, Oh, ella lo menciono, cuando le estaba poniendo el suero...

- Mmmm, eso debió ser.

- Bueno, si eso es todo, me retiro tengo que trabajar, tengo que ver cómo sigue Camila.

- Oh sí, claro, pero antes, ¿le puedo pedir un favor?

-Si dígame, en que le puedo servir- dijo ella en un tono servicial.

James, rebusco en los bolsillos de su pantalón, saco un papel algo arrugado.

-Mi esposa me dio esto, es el número de su madre, quería pedirle que por favor le avisara que Camila esta aquí, su nombre es Sara, Sara Colling

- ¡¿Dijo Colling?!

-Sí, sucede algo.

Una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Nada, absolutamente nada.

- Bueno, gracias.

Se movió rápido esquivándolo por un lado.

- Sara Colling... Tenía tiempo sin escuchar ese nombre...


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