XLIII

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-¿Por qué no entras con ella?- pregunto Danny.

- Ella no me deja entrar en sus sueños...

El cuerpo de Jean seguía agitándose y revolcándose en la cama, sea cual fuese su sueño definitivo era una pesadilla.

Chika la miraba como si nada pasara y Danny no entendía sus acciones. Su protegida podía ser destruida en el mismo sueño, corrompiendo su alma y ella nada mas observadora. Danny se acercó hasta la cama en la que reposaba Jean, la observo un rato; el sudor de su frente se escurría como si le hubieran echado una cubeta de agua, su cabeza se agitaba y sus ojos temblaban cerrándose cada vez más y más fuerte.

- Hola....- escucho decir débilmente a Jean.

Danny le dio una mirada a Chika y vio que una sonrisa ladeada se dibujaba en su rostro. Con la confusión presente en su cara pregunto:

-¿Por qué sonríes?

- Ella esta con la niña....

- ¡¿Y eso te agrada?!

- La niña es su demonio, su responsabilidad, de nadie más.... Allí no puedo intervenir...

Los ojos de Danny se fueron en dirección a Jean, ella estaba luchando. Su cuerpo seguía agitándose en la cama, pero, como había dicho Chika, no se podía intervenir.

- La van a matar...- siseo Chika.

- ¡¿Qué?!

- La niña la llevara al recuerdo más oscuro y triste que tenga, con su padre, y allí él la asesinara.

- ¡¿Cómo puede dejar que eso suceda?! ¡Se supone que tú la debes cuidar de la oscuridad!

-¡¡¡Ella no me deja entrar Danny!!!- continuo- ¡Ya déjalo!

En eso el cuerpo de Jean se detuvo de golpe. Estaba inmóvil. Chika le da un reojo y con una voz firme se dirige hacia Danny:

- Ya está con él.

Danny le dio una mirada fría y se acercó hasta Jean. Con ojo cauteloso pudo ver que Chika abandonaba la habitación. Se volteo como la puerta se cerraba lentamente, algo pasaba con ella, no podía ser que una persona tan bondadosa con todos se volviera fría y calculadora con su protegida, eso debería ser al contrario. Sin pensarlo salió de la habitación en busca de Chika. Al llegar no se había fijado siquiera en donde estaba, había ido directo en busca de Jean. La casa era pequeña, y contaba nada más que con una mesa de madera algo vieja, y sobre el reposaba un pequeño libro negro con varios símbolos de arañazos y costuras. Con cuidado Danny se acercó a él y con delicadeza dirigió su mano hasta la cubierta del libro.

-¡No lo toque!-grito Chika desde el otro lado de la habitación. Lo había observado todo ese tiempo.

La mano de Danny quedo estática, no se movía, había quedado a unos escasos milímetros del libro. La quito de allí y con cuidado se volteo, para quedar justo en frente de Chika. Ella se había movido de su esquina para quedar allí. Sus impresionantes ojos grises se habían encontrado con los negros de Danny. Y casi con una voz infantil dijo tomando su mano:

-No tocar...

Y allí quedaron... En una conexión de miradas.

- No toques ese libro.

Danny era más alto que ella, su cabello negro estaba largo y sus rasgos faciales eran muy perfectos, como los de un ángel. Ella con su natural melena grisácea y sus labios de color rojo intenso.

- ¡CHIKA!- se escuchó gritar a Jean desde su habitación.

Ellos recuperaron la razón y se separaron, mientras ella se dirigida a la habitación de su protegida. La puerta se volvió a cerrar dejando a Danny afuera.

-¿Que paso?- pregunto en voz baja Chika.

- Nada... Él otra vez...

- ¿Y la niña? ¿La viste?

Hubo un momento de silencio hasta que ella respondió:

- No...

Chika le dio una mirada, ella lo noto y con cuidado se sentó en la cama y le hizo una seña a ella para que se acercara.

-Querida amiga.... de ella no me puedes salvar... Ya yo selle mi destino y solo me queda aceptarlo.


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