Pto. Vista Abuela.
Su garganta estaba seca, le dolía al hablar. Entró en la habitación de su izquierda. Era un cuarto no muy grande, con una cama cubierta por una sabana azul cielo, una mesa de noche en la cual se depositaban muchos frascos de medicina, un closet marrón algo desgastado y un espejo de pared de cuerpo completo...
Junto a la mesa de noche reposa un silla de madera pequeña, la anciana lo tomó por la parte de atrás y la posicionó justamente enfrente del espejo. Tomó asiento. Pudo apreciar su añejada figura; rostro, manos, brazos y cuello. La anciana no se movía, su cuerpo se encontraba cono hecho de piedra, sólo estaba allí sin quitarle los ojos de encima a su reflejo.
- esto es una locura- continuó- no... No puede ocurrir otra vez...
Se quedó allí otro instante. Ya estaba cansada de esperar... Su cuerpo se levantó de la silla y se incorporó al lado de la misma, como era de esperarse el reflejo la siguió.
- Que estoy esperando que hagas, eres MI reflejo- dijo con un hilillo de voz.
Camino por la habitación en dirección hacia la puerta, su majo tocó la perilla y paro, no pudo seguir moviéndose... Sentía frío. La señora volteó lentamente para volver a mirar el espejo. Sus ojos se abrieron lo más que pudieron y su mano derecha tapó su boca, estaba aterrada con la imagen. El espejo la estaba reflejando a ella sentada en la silla con los ojos perdidos.
Se pegó a la puerta. En ese mismo momento su reflejo la miro, y una sonrisa diabólica se asomó. Sus impresionantes ojos rojos chocaban con los cafés de la anciana anonadada.
El reflejo se levanta de la silla sin quitarle los ojos de encima y una risa aterradora inunda la habitación. La imagen esta quieta, no se mueve. El cuerpo de la anciana no le responde.
La oscuridad se hace presente, no se puede ver nada. La anciana retrocede y cae al suelo, pero como es de esperarse la puerta ya no está sólo hay un fondo negro interminable. Se levanta rápidamente, mira hacia el frente. La imagen de ella está justo delante de sus narices, observándola, con una risa de oreja a oreja.
- Quiero que te alejes de mi nieto- dijo temerosa- No dejaré que le hagas daño alguno.
Ella sólo rio. La reflexión abrió su boca lo más posible mostrando una gran hilera de dientes amarillos, rugió sobre el rostro de la anciana. Ella gritó de horror. Cayó otra vez al piso retrocediendo.
- Me sorprendes Sara- dijo la reflexión- Antes eras más valiente...- rio.
La anciana no recordaba nada.
- ¿Quién eres tú?
La criatura se devolvió en sus pasos.
- Oh lo olvidaba, han pasado ya unos que... Quince años?- prosiguió- Si... ¡Que tú y esa niñata trataron de destruirme!
La tierra tembló. La criatura se voltio para ver a la anciana, la tomo del cuello y la levantó. La anciana luchaba golpeando con fuerza los brazos y pateando el estómago del reflejó, pero éste no parecía molestarle. La soltó y esta cayó fuertemente en el suelo. Ella se acercó al oído de la mujer.
- Yo no te voy a matar, todavía... Primero lo primero...
El reflejo se fue alejando envolviéndose en las tinieblas. La anciana se encontraba con pocas fuerzas, se levantó con dificultad. La oscuridad empezaba a disiparse.
El eco de una risa impregno cada esquina del cuarto.
- Que le has hecho a Danny!
La anciana se reincorporó. Miro al espejo, ya no había nada.
La puerta se abrió lentamente y un pequeño se adentró en la habitación.
- Abue... Te encuentras bien.