La cabeza le daba vuelta, sentía mareos y nauseas. Ella se sienta lentamente en el piso de la sala. Mira hacia los lados en busca de James. Esta sola. Toca su frente, está caliente.
-James...- dijo con problemas mientras las imágenes se volvían borrosas y sin sentido.
Se apoya en la pared de color opaco. Trago saliva. La imagen borrosa de su esposo se acerca a ella, la toma en brazos y la levanta, lo único que ella puede ver es el cielo azul decorado con nubes de color blanco. Cierra sus ojos. Los abre de nuevo; está dentro del carro y escucha que alguien le dice algo. Es James. Va a una alta velocidad. Los árboles se quedan atrás. Una presión en su estómago se vuelve más fuerte, se pone a un costado mientras sus brazos aprietan fuertemente su abdomen. Es observada, James detiene el carro al lado de una autopista y abre la puerta ayuda a su esposa a salir del carro, mientras sujeta con una mano su largo cabello castaño. Faltaban nada más unos metros para llegar al hospital. Una ola de ácido sube por su espalda. Vomita. Ve que James mueve la boca pero no puede entender nada de lo que dice, esta aturdida. Pero, de qué. No habían hecho nada solo habían sacado el polvo de la cocina, la sala y del cuarto principal, ni siquiera habían terminado. Otra ola de ácido sube. Siente como la palma de su esposo golpea delicadamente su espalda. Sus zapatos son salpicados por el asqueroso fluido estomacal.
-Camila.... Camila....- es lo único que escucha decir a su esposo.
Se suelta de los brazos de James y se dirige hacia el carro estacionado. Se adentra en él, mientras observa como James toma carrera y se sube rápido en el carro y continua su curso. Ella no se mueve, esta como distraída. Su cara a perdido su brillo y sus hermosos ojos se encuentran apagados y sin vida. James la ve con preocupación.
El auto se detiene de un solo golpe, ella sigue perdida. Él se baja rápido y la ayuda a salir del carro, como todo un caballero pone su hombro a su altura para que ella pueda acomodarse y se le haga más fácil el camino. Se acercaba el mostrador. Camila sigue como adormecida. Observa como su esposo habla algo con la enfermera de turno. Esta le da un reojo y dice algo por un micrófono. James se acerca a Camila y la abraza, le toca la cabeza, está hirviendo.
-Tengo frio...- solo eso puede decir ella.
- Venga conmigo por favor- dice una voz femenina a sus espaldas. Una enfermera. De unos veintipocos años con cabello negro- mi nombre en Jean Louis.