XL

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- ¿Te divertiste con la abuela querido?- pregunto Camila esbozando una sonrisa.

- Si, estuvimos toda pa tarde hablando y jugando. Aunque no comimos pastel de chocolate...

- ¿Por qué?

- ... No lo recuerdo... Pero si recuerdo que la abuela estaba haciendo pastel y después desaparecía.

La noche caía lentamente, y el Auto se movía rápido.

- Mami...

- Dime, cariño.

- ¿Estas bien? Te ves un poco pálida... ¿Estas enferma?

- No Thomas... Es sólo que...

- Thomas- interrumpió su padre- qué opinas de... Tener un hermanito o hermanita?

El niño guardo silencio. La pregunta lo había dejado sin palabras.

- ¿Un hermanito?

- O hermanita- continuó Camila.

- Es que...- jugaba con sus manos- No sé... Yo sería el hermano mayor... Y... No sé.

Camila y James se miraron por un breve instante. Después de eso el carro permaneció en silencio.

- Que hicisteis con la abuela Thomas?

- Hicimos muchas cosas: primero estuvimos hablando, pero ya no recuerdo de que, luego limpiamos un poco la casa, y después jugamos y coloreamos o se me olvidaba, me quedé dormido hasta que ustedes llegaron.

- Eso si lo notamos- dijeron al unísono.

- Papi, crees que puedas bajar un poco el aire, tengo frío.

- oh, sí, claro.

- Thomas, toma, tú abuela te lo manda dice que se te cayó mientras dormías.- dijo Camila entregándole la pulsera que le había regalado Sara.- Tienes que guardarla.

- Sí.

El carro paro, ya habían llegado al edificio. Los Prado subieron escaleras arriba hasta llegar al piso siete. Al abrir la puerta fueron abatidos por un montón de ladridos y lamidas por parte de Pollo, quien los recibía con mucha felicidad y ternura.

- Que extraño...- susurro Camila.

- ¿Que sucede?

- No ha dejado ninguna de sus "gracias".

- Ni lo hará cariño, este pequeño está entrenado para hacer afuera.

- Pues sacarlo debe estar muriéndose por dentro.

James tomo a Pollo en brazos y se dirigió hasta la puerta cuando fue asaltado por Thomas.

- ¿A dónde lo llevas?

- A fuera, necesita hacer sus necesidades...

- Yo te acompañó, mamá, ¿puedo ir?

- Si... Pero no se queden tanto miren que ya está muy oscuro.

Apenas dicho eso, Thomas corrió escaleras abajo, mientras Pollo se soltaba de los brazos de James y perseguía al pequeño.

-¡Vamos Pollo, corre! - gritaba Thomas.

Llegaron hasta la puerta metálica y se detuvieron de golpe. James bajaba todavía las escaleras. Cuando Pollo empezó a ladrar con fuerza, estaba desesperado.

- ¿Pollo? ¿Qué sucede?

El perro seguía ladrando con fuerza a cualquier cosa que estuviese allí afuera.

Thomas abrió los ojos como platos al ver a una mujer de cabello oscuro largó con un vestido de igual color todo destrozado y pequeñas gotas de sangre que caían de su boca. La dama reía de oreja a oreja y tras ella se podía oler un aroma a carne podrida.

Thomas no podía moverse y pos ladridos de Pollo se hacían cada vez más graves.

Una mano tocó su hombre y Thomas pego un grito escalofriante, esta blanco como la nieve y sus ojos estaban perdidos.

- ¡Thomas! ¡Qué sucede! - dijo su padre, terminando de bajar las escaleras, estaba corriendo.- estas bien, ¡¿qué paso?!

El niño abrazo a James con fuerza, se refugió en él, cuando se dio cuenta que los ladridos del animal cesaron.

- Creo que vi a alguien afuera...- dijo casi como un susurro.

James lo miro a los ojos y lo abrazo con más fuerza. Se levantó y miro por entre los barrotes de metal. Ajustó su vista. Se volteó hacia su hijo.

- No veo nada Thomas...

- A lo mejor fue un mapache... Y con el grito lo asustaste....

Thomas trago saliva, sabía que eso no había sido.

- Ven, ya pasó, saquemos a Pollo...


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