LIII

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- ¿Por qué tardará tanto? Ya debió haber sacado a todos de allí.

- Tranquila, Jean. Todo saldrá bien.

- ¡No Chika! ¡Ve rápido por el! ¡La parca ya se acerca!

- ¡HAS LLAMADO A LA PARCA!

Los fríos ojos de Jean se quitaron de la ventana del auto y se pusieron en el asiento del copiloto donde estaba Chika. Un frio viento se coló entre ambas. La paraca era un antiguo recuerdo de Jean que se presentaba con la forma de una niña de cabellos negros y piel de leche.

- ¡JEAN! ¡ELLAS SOLO BUSCAN ALMAS! ¡Y ADIVINA, TU TIENES UNA!

- Y allí adentro hay una también.

- ¡JEAN!

- Confía en mí, ella se llevara un alma y será la que está atrapada en el espejo.

Un silencio matador hubo después de eso. Ninguna de las dos emitía un solo sonido. Hasta que este se volvió tan insufrible que los pies de Chika se cansaban de golpear con desespero y repetición el piso del coche.

- ¿Estas segura de que la anciana murió?

- Sí. Ya no puedo sentirla. Pero...

- ¿Pero?

- La anciana literalmente desapareció. De los dos planos, no hay rastro de ella incluso pasados, es como si nunca hubiera existido.

Hubo un brillo en los ojos de Jean, y acomodándose en el asiento musito:

- ¿Eso es posible?

- No. - respondió Chika cortante.

- Chika.... ¿Por qué estas molesta conmigo?

- ¡COMO NO ESTARLO! ¡TU ERES YO Y YO... SOY YO! ¡Y ADIVINA. NO QUIERO MORIR PORQUE TU ANDES DE SUICIDA!

- ¡No voy a morir!

- Jean.... No eres inmortal, y ya sellaste el pacto con la parca. Le tendrás que dar tu alma. Y por lo visto será dentro de poco. Acaso quieres que se repita la historia, tenemos que volver 15 años atrás para que veas las consecuencias de trabajar que parcas, los ángeles de la muerte.

- Ella nunca dijo que tendría que ser mi alma.

Sus pensamientos fueron sacudidos cuando algo golpeo con delicadeza la parte de afuera del auto. Una pequeña mano chocaba contra el vidrio de atrás. Su cabello largo recogido en coletas volaba en las direcciones que el viento mandase. Mientras que una divertida sonrisa ocultaba un sombrío secreto. Jean bajo del auto y se paró enfrente de la pequeña. AL estar de pie la chiquilla le llegaba hasta las caderas. Ella se agacho para quedar a su altura, pero al momento que esta hizo acciones para tocarla la pequeña dio un paso hacia atrás.

- Ella no saldrá esta noche...

- ¿Ella? ¿De quién estás hablando, pequeña?

- La mujer que vive en esa casa. - dijo la chiquilla apuntando con su dedo índice a la morada. - Saben que han venido por ella y se ha tomado sus previsiones.

- ¿Y tú como sabes eso?

- Porque sigues con vida, he igual que las personas invasoras que viven allí adentro.

- ¿Invasores?

- Allí ya vivía alguien y luego llegaron ellos y se instalaron, ¿eso no es una invasión?

- Eres muy inteligente, ¿verdad?

La pequeña sonrió. Y tomando un mechón de su pelo empezó a jugar con él.

- ¿Tu amiga no piensa saludarme?

- ¿Amiga?

- Si... - continuo- La chica de cabello plateado que está sentada en el asiento de adelante.

- Ella no es muy sociable.

- ¿Te puedo dar un consejo? Pareces buena persona.

Jean rio por lo bajo y tratando de acercarse a ella contesto que si.

- No quiero que te metas con la mujer que vive en esa casa, ella es muy mala y no quiero que te haga daño...

- ¿Ella te ha hecho algo?

La pequeña retrocedió más y mirando a la casa que tenia de espaldas dijo:

- M-Me tengo que ir- continuo- Mamá no sabe que he salido y lo más seguro es que se moleste conmigo.

- ¡Espera!- grito Jean.

Pero la pequeña ya había salido corriendo entrando de manera silenciosa a la casa. Jean aun de cuclillas miraba confundida a la pequeña de hace rato.

- Su nombre es Tara- dijo Chika a sus espaldas.- Que interesante...

- ¿Que cosa?

- No hay tiempo para eso, voy por Danny, antes de que suceda algo malo.

- No, dile que se quede con el niño, la cosa no saldrá esta noche.

- ¿Cómo lo sabes?

- La pequeña me lo dijo.

- ¿Y confías en ella?

- Sí.

Chika en multimedia


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