La habitación estaba sumida en oscuridad, el único punto de claridad era una pequeña grita en el techo que reflejaba un espejo de al parecer oro, algo artesanal, con numerosos detalles y facciones interesantes. Un pequeño pedazo de tela casi trasparente lo cubría, y una densa nube de frío lo cubría. Sus manos eran pequeñas pero poseían el suficiente valor como para desvestir dicho objeto. Un paso más cerca... Otro... Otro. Un eco se hizo presente. Sus pisos se marcaban con cada dar.
La oscuridad era infinita... Pero su delgado cuerpo se hacía notar a medida que se acercaba. Un sonido de un objeto cayendo fuerte le hizo dar un par de pasos hacia atrás. Era un golpe seco, como el de un hacha a la madera. Sus piernas flaqueaban, pero no detenían su camino. El pequeño se hizo deslumbrar ante el rayo de luz que desprendía del techo dejándolo frente al majestuoso objeto. Sus manos tocaron la fina tela jalándola y dejándola caer a un lado. Sus ojos azules chocaron con otros un poco empañados por el frio. Su reflejo. El pequeño no se inmuto al respecto y frotándola la superficie lisa con su manga fue despojando al espejo de esa capa de frio. Su boca no manifestaba ruido alguno, solo una lenta respiración.
El espejo estuvo limpio, dejando ver la pequeña figura de Thomas. Levanto una mano y luego la otra, mientras que su reflejo le seguía. Pero... ¿Quién estaba siguiendo a quién?... Llevo una mano a su cabeza y este le siguió ciegamente... ¿Quién nos certifica que nosotros no somos el reflejo y esos movimientos que hacemos son simples hechos involuntarios?... Dio un salto y este le correspondió.
- ¿Por qué no haces algo?
Posiciono su mano frente al espejo y este hizo lo mismo, Thomas miraban fijamente sus ojos reflejados mientras iba acercando su mano hasta pegar con la fría superficie lisa. Pero algo paso... este ya no le seguía, se había quedado solo allí, observándolo con los mismos ojos llenos de intriga y fascinación que los de Thomas. Ahora era él, el que guiaba. Una mano arriba, tomas lo seguía. Una sonrisa, un dedo todo lo que hacía el espejo Thomas lo seguía con un par de décimas de segundos más atrás.
Un grito ahogado se escuchó en toda la habitación, Thomas miro en todos lados, pero la oscuridad no le podía dejaba visualizar algo. Se escuchó un segundo grito. Los ojos de Thomas volaban de un lugar a otro tratando de localizar de quien procedía dicho tormento. Un viento helado se coló por su espalda que le hizo volver a mirar al espejo. El reflejo seguía allí, sin obedecer los movimientos de Thomas, este estaba cabizbajo mientras que un par de lágrimas caían por sus mejillas. El frio había vuelto a invadir lentamente la superficie del espejo.
El reflejo levanto su mirada dejando a la vista unos ojos negros cual demonio y una sonrisa maquiavélica. La reparación en Thomas se volvió acelerada y sus manos le empezaron a temblar. Sus ojos se abrieron lo más que pudieron mientras que su "otro yo" reía divertidamente con esos ojos infinitos. Retrocedió un par de pasos pero en ese último tropezó y cayó al suelo; sin despegar la vista del "otro Thomas" consumido por la oscuridad. Su sonrisa se anchaba cada vez más volviendo psicópata y nerviosa, sus ojos lloraban pero su ancha sonrisa y sus ojos bien abiertos le daban una apariencia tenebrosa y sombría.
La fría superficie seguía cubriéndose lentamente, mientras que Thomas todo confundido y aterrado miraba la escena. La risa chillona del otro Thomas paro apenas la superficie fue cubierta. La luz que antes entraba por la abertura en el techo se hizo más escaza dejando la habitación más oscura. Por un momento todo estuvo sumido en el silencio.... Por un momento...
Un golpeteo volvió a escucharse. Otro más. Thomas se levantó rápidamente y volviendo a enfocarla la vista visualizo el objeto que hacia tal ruido... El espejo. Algo del otro lado trataba de salir. Otro más. Los golpes cada vez se escuchaban más fuertes. Otro más. Thomas trato de alejarse de él, pero le era imposible, ya estaba atrapado en ese juego, mientras más corría no había un cambio, no se alejaba del espejo.
CRASH!
El espejo se rompió. Thomas estaba a espalda de estés y al escuchar que este se había roto paro en seco y con un pavor a mil pudo escuchar como una masa se golpeaba con el piso. Lentamente se fue volteando para tener a la criatura que se hacía pasar por él de frente.
Su cuerpo se tensó y su corazón estaba a punto de salirse de su pecho. La criatura estaba allí, sin moverse, tendida en el piso. La masa de color negro se fue levantando lentamente poniendo sus manos contra el suelo, estas eran de un color gris y con unas largas y al parecer afiladas garras. El cuerpo era inestable, no podía mantenerse de pie ya que su columna elástica se doblaba de un lado dejándolas en posiciones imposibles para un humano. El "otro Thomas" miro al niño con una sonrisa maquiavélica y escalofriante, su cuello se movía bruscamente de un lado al otro doblándolo de una manera antinatural. El miedo en Thomas estaba allí, había tocado a su puerta y había pasado. Sin pensarlo mucho el pequeño empezó a acorrer... pero, ¿A dónde? Sus pies iban rápido. Mientras que la criatura infernal, soltaba una vacilante sonrisa y corría de igual manera despavorida a su objetivo, en una de esas su cuerpo flexible cae al suelo y con la desesperación de no perder su presa utiliza sus manos y pies para llegar a él. Otro grito se escucha en el cuarto.
- ¡AYUDA! - grita desesperado el pequeño.
Las lágrimas amenazaban con salir, la desesperación el terror está en él y le impiden tener actos de valentía.
- ¡AYÚDENME, POR FAVOR! ¡NO QUIERO MORIR! ¡NO QUIERO MORIR!
Un resbalón hace que el niño caiga abruptamente y golpee su rostro contra el suelo. Con desesperación trata de levantarse para seguir huyendo, pero algo lo sujeta del pie y lo jala hacia él. La criatura lo tomaba con fuerza y gruñendo acercaba ferozmente al pequeño a él.
- ¡NO! ¡NO! ¡SUÉLTAME! ¡POR FAVOR AYÚDENME!
Patadas y feroces azotes por parte de Thomas para deshacer el agarre de la criatura pero todos en vano, la criatura que tenía su rostro no se inmutaba ante los golpes del pequeño.
Un destello de luz se pudo ver desde un lugar alejado de donde ellos se encontraban, un estruendo como de un trueno lo acompaño. En eso una mano iluminada tomo las de Thomas y mientras esa extraña figura se acercaba, la criatura de las profundidades, gemía de dolor y soltaba el agarre a los pies del niño.
- ¿Q-Quien eres tú?- pregunto el niño algo aturdido.
- Mi nombre es Danny... Y esto aquí para cuidarte, Thomas... Despierta.