Thomas siguió temeroso a su abuela hasta la cocina, había escasa luz; uno de los bombillos que iluminaba parte de la habitación se había quemado. Respiro profundamente, había un olor dulce en el ambiente inconfundible, torta. Visualizo la mesa de comer cubierta por un mantel blanco y sobre él se alzaban diferentes objetos de costura (hilos, agujas, máquina de coser, etc.). Una pequeña fuente de luz llamó su atención, era la nevera, cuyo bombillo hacia que la habitación se iluminara solo un poco luego se cerró, su abuela aún con los guantes en mano, le ofreció un vaso con agua. Thomas la miro extrañado.
- Abuela....
- Dime, cariño
- Todavía... No te has quitado tus guantes...
La anciana miro sus manos y luego hizo una curva con la comisura de sus labios. Se los quito dejando ver sus arrugadas manos y los colocó sobre la mesa con los objetos de costura.
- Estaba cocinando un pastel de chocolate, se que te gusta mucho el chocolate Thomas- dijo apuntando el horno con el dedo.
Thomas observó la caja negra de la que emanaba un calor un poco agradable si no te acercabas mucho. Sonrió, pero luego se borró, miro de nuevo a su abuela que no le quitaba el ojo de encima.
- Abue... ¿Te sientes bien?- continuó- estas actuando algo rara...
La señora dejó de curvar sus labios y se dirigió a su nieto.
- Ven Thomas, sentemos un momento, tenemos que hablar- dijo la anciana invitándolo a sentarse en la mesa.
Este dudo un momento, sentía una extraña sensación, así como de alarma pero no le hizo caso y se sentó en la silla. Sintió una mano en su hombro, era su abuela que lo observa como si él fuese una cosa extraña que nunca hubiese visto antes. Thomas la muro de igual forma.
- Hijo, ¿dónde estuviste ayer?- pregunto fulminando los ojos del pequeño.
Thomas desvió su mirada posándolos en la máquina de coser.
- Estuve en el hospital, luego...... Estaba en casa.
- En el hospital?!
- Si, me desmaye, en el baño y mis papas me llevaron allí.
- Voy a tener que hablar con tu madre, no me avisó de nada.
La anciana soltó el hombro del niño y se sentó en una silla justo enfrente de él, de modo que estuvieran frente a frente.
- No sabía que- lo cortaron
- No importa ya, siguiente pregunta- continuó- ¿qué hiciste en el edificio?
Thomas dejó de observar sus mano, su abuela había captado toda su atención, con sus manos empezó a hacer figuras en el mantel, sentir su textura era relajante para él; tan suave y lisa.
- primero, entre con mi mamá, porque papa estaba guardando el carro, luego papá llama a mamá y le dijo que fuese con él, que la necesita entonces ella se marchó y dijo que me quedará allí, que ella volvía en un momento
Paro; el dolor de cabeza había vuelto, pero esta vez era más fuerte como si dentro de su cabeza hubiesen estallado miles de granadas. Un gemido de dolor se escapó de si boca. Su abuela seguía allí, observándolo, no se movía ni hacia ningún gesto, sólo, estaba observando. Thomas la miro.
- ¿Y qué pasó después...?- esas fueron las única declaraciones que hizo su abuela.
Thomas sostuvo sus manos contra su cabeza.
- No lo sé, no lo recuerdo... Ahh
Su abuela puso una mano sobre su frente, Thomas hizo una mueca de alivio, el dolor había cesado pero todavía estaba presente.
- Responde.
- ¡YA DIJE QUE NO LO RECUERDO, SI!
- Muy bien.
La anciana se levantó de la silla y se dirigió a la puerta de la habitación.
- Una última pregunta Thomas.
- Ok- dijo este con lágrimas en los ojos.
La señora se volteo para mirarlo a la cara.
- ¿Haz hablado con Danny, otra vez?
Dicho esto, salió de la habitación, dejando a Thomas perdido en sus pensamientos.
- ¿Quien es Danny?- susurro.
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