12. La reina y su peón

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Sebastian por fin había aparecido.

No es como si hubiera estado ausente durante todo este tiempo, pero por fin había citado a Serena a "hablar".

Serena había recibido la indicación a través de un mensaje de texto de ir a mitad de la noche a Livingston Park, la ojiazul vestía prendas negras de pies a cabeza y tenía un horrible malestar en la boca de su estómago.

La chica se dirigió al lugar a pie, el clima era frío y una ligera brisa hacía que sus vellos se erizaran a pesar de la enorme sudadera que traía puesta.

Cuando finalmente llegó al punto de encuentro, Serena sentía que algo inesperado iba a pasar. Era una sensación extraña, era como si algo dentro de sus huesos le dijera que algo andaba mal.

—Serena...—Se escuchó a lo lejos, la chica frunció el ceño y vio a su alrededor, no tardó mucho en toparse con la mirada a Sebastian.

O al menos creía que era Sebastian.

El hombre, ya no se veía tan mayor como ella recordaba, el chico se había rasurado y eso revelaba de mayor forma su rostro. También, se había cortado el pelo pero aun así, guardaba esa fuerte presencia que hacía sentir inseguro a cualquiera, incluso a Serena.

Una presencia amenazadora.

—Tanto tiempo, eh—la ojiazul ironizó cuando se acercó hacia él, Sebastian rio un poco.

—No intentes detener lo inevitable, Serena—le dijo—. Dime lo que sabes.

¿Qué era lo que ella sabía?

Sabía que cada vez que estaba cerca de Daniel quería follar con él.

También sabía que sus padres eran las personas más amorosas que jamás había conocido.

No sabía mucho más.

Su plan era primero ganar su confianza para después saberlo todo. Pero, Sabastian al parecer tenía otros planes.

Serea sonrió con arrogancia y decidió intentar averiguar qué era lo que en realidad el chico frente a ella quería saber.

— ¿Lo que se?—Serena encarnó una ceja mientras se lamía sus labios—. Se muchas cosas, Daniel esta babendo por mi.

—Serena...—Sebastian rodó los ojos—, creo que es obvio lo que busco.

—Bueno, durante la carrera hable con el mismisimo presidente y la primera dama—Serena dijo, Sebastian sonrió—. Es un hombre que se preocupa mucho por sus hijos, hizo pequeños comentarios acerca de Daniel y su hijo menor, siempre hablando acerca de su futuro.

— ¿Su futuro?—Sebastian preguntó.

—No dijo cual era, pero se nota que está bastante orgulloso de Daniel y su carrera, no sería sorpresa que quiera darle algún puesto a un lado de él.

— ¿Qué sabes del chico?

—Aparte de que quiera follar conmigo no mucho—Serena rodó los ojos—. Su mejor amigo es un príncipe engreído, Daniel es competitivo y celoso, conoce todo lo que pasa a su alrededor.

— ¿Todo menos tú? ¿Cierto?

Serena sonrió. — Obviamente. No puedo ser un libro abierto si quiero que se acerque a mi.

Sebastian miró a Serena de arriba a bajó, un poco sorprendido ante la manera en que la chica podía leer a las personas tan fácilmente, Sebastian se paró justo frente a ella, tomando su rostro por el mentón.

—Chica lista...—Sebastian susurro a pocos centímetros de los labios de la ojiazul. Serena sentía que su corazón iba a salir de su pecho—. No puedes fallar, Diheart.

Sweet Revenge ©  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora