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33. El juicio final

Serena había llegado a Alemania hace más de doce horas.

La pelinegra se acariciaba el pelo mientras veía a todas las personas pasear por los pasillos del tribunal de justicia.

El pequeño gesto de la ojiazul era un tic nervioso que muy pocos sabían que ella tenia. Serena no había hablado con nadie de lo sucedido.

Una paranoia dentro de ella la estaba haciendo añicos. Cada mirada y palabra que era dirigida hacia ella, sentía que era Anamelech o Sebastian acechandola desde las sombras.

Y ahora, tenia que declarar en un juicio para intentar que no metieran al estúpido de Marcus a la cárcel por salir con una menor de edad.

El mencionado, había mandado a su chofer por ella al aeropuerto, y después de llegar a la mansión del castaño y que Serena se inventara una rápida excusa de que su madre le había cortado todas las tarjetas de crédito. Marcus, le había dado bastante efectivo y pudo comprar ropa para la situación en la que ahora ambos se encontraban.

Serena se encontraba sentada en un pequeño despacho, junto al equipo legal de Marcus, todos en la habitación discutían como querían llevar al caso antes de entrar a la sala.

Marcus tomo asiento a un lado de ella. —Estoy nervioso.

—Y con razón—Serena le dijo—. Te lo dije en año nuevo que esto era una locura.

El castaño rodó los ojos. —Bueno, tampoco fueron de mucha ayuda los mensajes que me enviaste.

—Estaba drogada—Serena rodó los ojos, imitandolo—. No era yo.

—Emery pensó que sí.

—Tiene dieciséis años—la pelinegra dijo de mala gana—. ¿Crees que iba a tratar ese tema o cualquier otro como un adulto?

Marcus guardo silencio.

—Creeme, cuando la vea le dire un par de cosas.

—No ocasiones más problemas, Serena—le dijo el castaño como una clase de suplica.

—Debiste pensarlo antes de llamarme—le contesto la ojiazul mientras cruzaba los brazos contra su pecho—. Puedes ir a la cárcel.

—No hice nada malo.

—Ambos sabemos que te estas mientiendo a ti mismo.

Despues de unos largos minutos, el juez llamo a todos los presentes a la sala. El juicio daría inicio.

El ambiente estaba cargado de tensión mientras los abogados presentaban sus argumentos y los jurados observaban con atención. Serena observaba cada detalle, desde la solemnidad de la sala hasta el estrado elevado donde el juez presidía la audiencia.

Pudo distinguir del otro lado de la sala a la familia de Emery, el padre de la chica era demasiado obvio y miraba a Marcus con odio.

—El estrado llama a declarar a Serena Diheart.

La peliengra se levantó con paso firme y se dirigió hacia el estrado, su presencia intimidaba una clase de poder que muchos quisieran. Serena vestia con un elegante vestido negro Channel que la hacia lucir más alta y resaltaba su figura.

Un oficial del tribunal la guió para que se sentara frente al juez y los abogados. Las miradas de todos en la sala se dirigieron hacia ella, creando una presión palpable.

Un alguacil se acercó con la Biblia en sus manos, lista para prestar juramento. Serena, con una mezcla de solemnidad y ansiedad, extendió su mano sobre el libro sagrado mientras el alguacil le indicaba que repitiera las palabras del juramento.