15. El día después

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Serena despertó. Sintiéndose adormilada y terriblemente cansada. Miró con delicadeza hacia su costado, encontrando a Daniel durmiendo boca abajo, recargando su mejilla sobre la almohada y su boca entreabierta.

¿Qué mierda había hecho?

Esto no debía pasar así, tenía un plan. Carajo.

Serena se escaneo con la mirada, estaba desnuda y solo las sábanas cubrían de su cintura para abajo, razón por la cual tenía un poco de frío.

Serena se estiró un poco y con toda la gentileza del mundo, se levantó de la cama, buscando con la mirada en el suelo alguna prenda que le sirviera para cubrirse un poco.

La ojiazul tomó los boxers y la camiseta que traía puesta Daniel el día anterior y cuando se encontró algo vestida se dedicó a buscar el celular de Daniel por toda la habitación, al fin y al cabo si ya se había adelantado su plan... tenía que seguirlo.

La habitación claramente estaba hecha un desastre, con ropa esparcida por todas partes y varias decoraciones tiradas en el suelo. Ni siquiera ella recordaba cuando había pasado todo eso, lo que hacía más difícil encontrar el dichoso celular.

Al menos no tenía las manos tan vacías, sabia ahora de la existencia de la planeacion, algo que seguramente le interesaria a Sebastian.

— ¿Serena?—la ojiazul se detuvo de golpe al escuchar el llamado de el rubio del otro lado de la habitación—. ¿Dónde estás?

—Me muero de hambre—la chica mintió, dirigiendo sus pasos nuevamente de donde había venido—, estaba buscando como llamar al lobby para pedir algo de comida.

Serena vio a Daniel justo como lo había dejado en la cama, a excepción de que ahora su trasero estaba al aire y su brazo estaba estirado en su lugar, seguramente buscó su cuerpo cuando recién despertó.

Daniel se acomodó en la cama y se sentó sobre ella, alzando su vista hacia la pelinegra y regalándole una brillante sonrisa. —Buenos días, Hottie.

Serena también sonrió. —Buenos dias, Einstein.

Daniel le dio unas leves palmaditas al colchón a su lado, indicando a la ojiazul que volviera a su puesto junto a él en la cama, Serea negó divertida.

—Quiero desayunar—le dijo, Daniel elevo una ceja.

— ¿Planeas bajar al lobby a desayunar...—el chico hizo una pausa, viéndola de arriba a abajo—... vestida así? Dudo mucho que traigas tus bragas.

Serena lo miró mal, el rubio sonrió como un angelito. — ¿Dónde están mis bragas, Daniel?

El rubio hizo un gesto de falsa sorpresa. — ¿Yooo? ¿Me acusas de robar tu ropa interior?

—Si.

Daniel volvió a sonreír. —Yo no lo sé.

—Bien—Serena se encogió de hombros, haciendo un falso ademan de que dejaba la habitación—. Supongo que tendré que bajar al lobby vestida así, dejando a la vista mis senos y...

— ¡Están aquí!—el chico exclamó, interrumpiendo la locura que fuera a hacer la chica, Serena se cruzó de brazos con una sonrisa triunfante.

Daniel se estiró sobre la cama a regañadientes y sacó la dichosa prenda de debajo de su almohada, Serea podía ver como el chico estaba rojo de la vergüenza.

— ¿Por qué escondiste mis bragas?—le preguntó, Daniel sonrió con falsa inocencia.

—Es que se presentó un pequeño percance—el chico enseñó la pequeña prenda nuevamente y como esta estaba rasgada justo por la mitad—. Aunque en mi defensa, tú fuiste la culpable.

Sweet Revenge ©  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora