🄰🄱🅁🄰🄷🄰🄼 🅅🄰🄽 🄷🄴🄻🅂🄸🄽🄶. 🅟🅐🅢🅐🅓🅞

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Inglaterra 1915.

Era un día soleado pero a la vez se sentía fresco como todos los días del verano. Abraham salía del banco después de hacer unas transacciones.

Después de tomar su té mañanero en el café favorito se dirige a la naviera que está junto al río. Esta invirtiendo en la construcción de un nuevo barco.

Había conseguido una copia de los planos del Titanic. El ingeniero que los hizo era muy amigo de él y consiguió aquellos planos que le dieron fama aquel barco antes de que se hundiera en el Atlántico.

Estaba supervisando la construcción, había hecho modificaciones a todos los planos originales.
Usando su ingenioso cerebro se había lucido en sus modificaciones.

Había vendido la mansión Van Helsing y con eso se dedicó al comercio y construcción de pequeños navíos y de hay genero más fortuna para financiar la construcción de su barco.

La jornada laboral era pesada, 12 horas diarias con un día de descanso a la semana. Hasta eso el viejo les daba buena paga a los empleados.

Así fue durante el primer año de construcción, y solo llevaban una cuarta parte del barco. Durante ese tiempo solo se concentró en sus deberes y en seguir investigando sobre el secreto de la Atlántida que había encontrado varios años atrás.

Pero nunca se imaginó que el amor tocaría su puerta. Fue una mañana del invierno de ese mismo año.
El tomaba su té como todas las mañanas cuando vió a una hermosa dama en la mesa de enfrente.

Al principio no le tomó importancia, siempre en las calles las veía, pero esta mujer en particular le había llamado la atención. Así que llamó al mesero y ordenó que lo que ella pidiera él lo pagaría.

Así que para despistar tomó el periódico y fingió leer las noticias.

Para cuando la dama quiso pagar su cuenta el mesero le dice que su cuenta estaba pagada. Ella interrogó al mesero por un momento para que le diera una explicación. Al final el mesero le dijo todo.

Aquella mujer se levantó de su asiento y caminó hasta Van Helsing. Él quien fingió no a verla visto, bajo el periódico cuando sintió su presencia.

— Dígame madam. En qué puedo servirle?—.

—disculpe caballero, quisiera saber por qué ha pagado la cuenta de mi consumo?— pregunta la mujer.

—oh la cuenta. Pues... dígame si no es cortes de mi parte invitarle su consumo a tan hermosa mujer. — dice y se levanta de su asiento para después invitarla a su mesa.

Aquella mujer era bonita, piel de leche y ojos café, con su cabello café castaño recogido. Algo robusta pero no gorda. Tenía un acento mezclado, él pudo saber que aquella mujer era extranjera al igual que él.

La mujer titubeó en aceptar la invitación pero al final aceptó.
La mañana pasó volando y pronto dio el medio día. Él la invitó a ver la construcción a la naviera.

— había oído de un empresario que estaba construyendo un barco en este lugar. Pero jamás imaginé que fuera usted señor Helsing. — dice cuando ve como están construyendo el barco.

— oh por favor dime Abraham ... ah —.

—Sara. Mi nombre es Sara... Sara Galé.—.

Ese día fue una luz para aquella pareja. Por un momento Abraham dejó de lado todos sus planes contra los monstruos y Dracula.

Se dedicó a Sara. Pronto esas mañanas de té se convirtieron en comidas, y luego pronto en salidas al teatro y al circo; y posteriormente en cenas.

En solo dos meses  aquella pareja se entendía y se complementaba perfecto. Y Abraham no tardó en pedirle matrimonio.
Solo un mes después de pedirle su mano se habían casado. Y después de un año Sara había dado a luz a un bebé.

El bebé tenía toda la apariencia de Abraham. Ambos padres estaban felices por el nuevo integrante de la familia.

— y dime Abraham ya elegiste el nombre para tú hijo?—. Dice Sara acostada en la cama mientras carga al bebé.

— Claro querida! Había estado pensando nombres para el bebé incluso hice una lista de varios nombres — Abraham se acerca a Sara y saca un papelito con seis nombres en el.

— Woow! Si que elegiste bien los nombres.  Veamos los de niño son... Alastor, Vincent y William. Me parecen perfectos. Y luego tenemos los de niña. —.

— ah si. Como no quisimos saber el sexo de nuestro bebé... pues... pensé en tener nombres a la mano también. —.

—bueno veamos qué nombres elegiste por si era una mujercita. Mmm... Sara, Irene y Ericka. Muy bonitos Abraham y más porque pensaste en mi nombre. —.

— claro querida. Pero dime yo elegí varios de los nombres de muchos. Tú elegirás el nombre para nuestro hijo.— dice Abraham y desliza su dedo por la mejilla de Sara.

Sara le regala una sonrisa y luego mira a su hijo. Luego mira el papelito que él le dió.

— bien. Veamos. Tu nombre mi querido hijo será.... Vincent. Eso. Te vas a llamar Vincent... Vincent Van Helsing.

VAN HELSING. Legacy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora