Capítulo 7

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Las gotas de agua despedidas por las nubes parecían perpetuas y cada vez más profusas al igual que las lágrimas que fluían de mis ojos.


Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana de la habitación para observar el lluvioso panorama, casi no se podía ver nada a través del turbio cristal, abrí la ventana, ¡que error más grande! De inmediato comenzó a llover dentro de la habitación, pero antes de cerrar la ventana asomé la cabeza afuera para lavar la sal que tenía en el rostro. Escuché una melodía que sobresaltaba del resto, miré en todas direcciones intentando ubicar de dónde provenía, era casi imposible ver a través de la manga de agua. Otra vez escuché la melodía que lograba resaltar en medio de la borrasca. Quise seguir buscando, pero la lluvia ya comenzaba a reclamar la habitación, cerré la ventana y me quedé detrás del turbio cristal intentando localizar la fuente de la melodía.


La manga de agua ya comenzaba a desvanecerse, volví a abrir la ventana, miré por la ventana una última vez en busca de la fuente de la melodía. Miré minuciosamente hasta que por fin pude localizar la fuente de la melodía. Me quedé perplejo con una sonrisa dibujada en mi rostro, luego susurré: «nuevos vecinos».


Del otro lado de la calle en el jardín de la casa de enfrente había una chica danzando, saltando, y riendo bajo la lluvia junto con otra niña pequeña de unos cuatro años, tal vez.Nunca en mi vida había visto a alguien como ella. Literalmente, ya que era la primera vez que veía a esa chica en el vecindario.


Una chica de labios rojos, tez blanca como la nieve, cabello castaño, de mediana estatura; era mi nueva vecina.He vivido toda mi vida en este vecindario y nunca había visto a ninguna persona que se quedara a vivir más de dos meses en la casa de enfrente, vivieron muchas personas allí pero nunca conocí a ninguna.


Desde el instante en el que vi a mi nueva vecina, de inmediato quise saber su nombre. Hasta no saber su nombre la llamaría «Blanca nieves» en secreto.


La tormenta se detuvo, pero una ligera llovizna continuó el resto del día.Cerré la ventana y volví a la cama, al día siguiente tendría un día muy difícil.


¿Sabes? Dicen que el amor llega sin avisar y sin buscarlo, él te encuentra en el momento que más lo necesitas.

Sentimientos entre tinta y papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora