Cuando Maileth llegó a casa para la Navidad, me preguntó por Stacy. Respondí Intentando ocultar mi tristeza:
—Ella... ella ya no está.
—¡Que triste! Esa niña de verdad me agradaba.
Por lo normal en esos días las lluvias se disipaban, pero en aquella ocasión no fue así. Fue la Navidad más triste que recuerdo.
La tristeza que sentía me obligó a cantar todo el tiempo en nombre de Stacy.
«Nunca olvidaré las letras ni las melodías que creé para Stacy».
A pesar de que Stacy y yo estábamos separados. Todo el tiempo nos contábamos todo de nuestras vidas.
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Sentimientos entre tinta y papel.
RomanceSinopsis Los paraguas se detuvieron en medio de lápidas adornadas con crucifijos, fechas, nombres y un verso visible que perpetuaba la memoria del difunto. Algunos llevaban allí más de cien años, otros sólo meses. Algunos de los que descansaban en l...