Una noche el servicio eléctrico de la ciudad fue suspendido por un par de horas. Me percaté que era 28 de noviembre (La lluvia de estrellas). Salí afuera y me senté junto al árbol de roble amarillo del jardín a contemplar la bóveda celeste. Ya que la luminiscencia de las farolas de la ciudad había desaparecido. La luz de las estrellas se podía admirar sin problemas. Sentí movimiento a mi lado, quité la mirada un instante del firmamento para tratar de ver quién se acercaba.
—Hola, soy yo —dijo la voz de Stacy.
Stacy se sentó a mi lado, recostó su cabeza en la corteza del árbol, dirigió la mirada al firmamento como tratando de encontrar la mía.
—¿Cuentas las estrellas? —preguntó, no permitió que yo respondiera la pregunta, porque de inmediato dijo:
—No acabarás, porque son muchas, casi que infinitas —dijo sin quitar la mirada del firmamento.
Una estrella fugaz. Tal vez un pequeño asteroide. Pasó frente a nosotros.
—¡Cierra los ojos y pide un deseo! —dijo Stacy.
Cerré los ojos y dije: «deseo que nunca te vayas de mi lado».
Sentí una bella sensación en mi mejilla, abrí los ojos y escuché la voz de Stacy que dijo: «adiós».Pasé mi mano por mi mejilla como queriendo acariciar la huella de sus labios. Sonreí.Éramos dos enamorados y ninguno se atrevía a decírselo al otro.
Me quedé solo en la oscuridad contemplando los fantasmas del firmamento, intenté contarlos, pero había demasiados. Eran infinitos. Las farolas de la ciudad se encendieron y las estrellas desaparecieron frente a mis ojos.
Aquel fue nuestro último año antes de ingresar a la escuela secundaria. Yo me gradúe con honores de mi clase. En cuanto a Stacy, ella no me contó mucho acerca de eso. Cuando regresamos de la pequeña ceremonia estuvimos hablando de lo que se venía para nosotros el año próximo. Ya veíamos el mundo en otro canal.
La Navidad llegó. Muy temprano en la mañana del 25 de diciembre desperté. De inmediato revisé el árbol de Navidad, encontré un juego de pintura. No supe por qué había recibido aquel regalo cuando yo había pedido previamente un telescopio.
«Hoy después de tantos años entendí que aquel juego de pintura me lo había obsequiado mi padre como intento de meterme en el mundo de la arquitectura. Supongo que mi padre quería que estuviera preparado para dibujar planos de construcción».
Stacy llegó temprano por la mañana a mi casa. Papá Noel le había regalado la guitarra que ella tanto había pedido.2010, fue un año que cambió mi vida. Aprendí a amar. Perdí mucho, pero también gané demasiado. El invierno de 2010 estará por siempre en mis recuerdos, nunca olvidaré todo lo que viví en aquel invierno que trajo consigo el amor y la muerte.
ESTÁS LEYENDO
Sentimientos entre tinta y papel.
RomanceSinopsis Los paraguas se detuvieron en medio de lápidas adornadas con crucifijos, fechas, nombres y un verso visible que perpetuaba la memoria del difunto. Algunos llevaban allí más de cien años, otros sólo meses. Algunos de los que descansaban en l...