Capítulo 19

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—Hola, ya me voy. Quería despedirme —dijo Stacy.


La envolví en mis brazos. Le dije al oído: «hasta pronto».


Vi cómo Stacy se marchaba con su familia mientras agitaba su mano y sonreía detrás de la ventana del automóvil, agité mi brazo al aire queriendo decir: «hasta pronto».


No sé qué haría en los próximos días. En tantos años de vivir en este vecindario ella había sido la única amistad que había conseguido. Antes de que Stacy y su familia se mudaran aquí. La calle 12ª era la calle más solitaria de toda la ciudad. Pero no era precisamente por la presencia de su familia, sino por ella que era mi compañía. Aún después de su llegada la calle siguió siendo igual de solitaria, solo que mi vida ya no lo era. Ya no sentía que vivía en la calle 12ª de Villa Concepción.


Ella. Stacy. Mi única compañía. Siempre la vi con otros ojos.En las semanas siguientes solo me quedé en casa a practicar con la guitarra. Todos los días echaba un vistazo a las páginas del calendario para calcular cuántos días faltaban para que Stacy regresara.


Estaba en mi habitación cuando una idea en forma de melodía llegó a mi cabeza. Desde que conocí a Stacy me hizo sentir diferente, la forma en que me miraba, como me trataba, todo lo que sentía cuando ella estaba a mi lado. Cuando estábamos juntos éramos uno solo con el universo, nos reíamos de lo más mínimo y estúpido. Era obvio que sentíamos algo por el otro, pero no éramos capaces de decirlo.


Tuve la gran idea de decir todo lo que sentía por ella. Lo haría de la forma que mejor sabía; a través de la música.


Me encerré durante días para atrapar mis sentimientos en una melodía. Al principio me dieron ganas de renunciar, pero cada vez que lo intentaba aparecía su rostro en mi mente convirtiendo mis ojos en luceros.

Sentimientos entre tinta y papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora