Un mensaje de esperanza
En una mañana de febrero de 2012, recibí un mensaje de parte del único contacto en mi corazón:
«¡Hola, corazón! Hablé con mis padres y quizás podría ir a verte en el verano».Antes de responder estallé de felicidad.
«No sabes cuan feliz me haces, ¡Ya quiero que llegue el verano!»
Cuando las clases en la secundaria iniciaron, regresé. No conocí a nadie, estaba solo contra el mundo. En mi clase yo era el mejor, pero cuando de vida social se trataba, yo solo conocía a la soledad, mi única compañía.
A pesar de que yo solía ser el mejor estudiante de la clase, cierto día sentí que un estudiante nuevo me desafió al ganarme en clases de matemáticas. Yo nunca fui el mejor en matemáticas, siempre odié esa clase.
En mis pensamientos dije al chico nuevo:
«Idiota». y otras cosas que ya no recuerdo.
Cierto día necesitaba ayuda en matemáticas, estaba perdido, yo era el único estudiante que quedaba en el aula. El chico nuevo se acercó a mí sin siquiera pedirle su ayuda. Me explicó cómo resolver los problemas matemáticos. Desde aquel día ese chico se convirtió en mi único amigo.Los días transcurrían demasiado lento, tal vez por mi ansiedad de ver a Stacy. En mi espera compuse varias canciones para darle la bienvenida a Stacy.
Cuando finalmente el verano interrumpió las clases, recibí un mensaje que me mandó directo a mi tumba rodeada de tinieblas.
«¡Amor! ¡Lo siento! Tuve algunos problemas y no podré ir a verte».
«¡No te preocupes! Tal vez vamos a tener otra oportunidad», respondí el mensaje tratando de evadir y desviar la tristeza.
Les pedí a mis padres ir de vacaciones al sur del país, pero no pude conseguirlo, pedí ir solo. No tenía caso, el sur estaba muy lejos como para ir solo hasta allá. Además, la capital del país es una ciudad muy grande para un joven como yo.
A pesar de todo nunca me rendí. Continúe esperando a la dueña de mi corazón. Todos los días continuamos enviando mensajes al otro. Estábamos separados por la distancia, pero unidos por el amor. Las canciones que compuse para la llegada de Stacy fueron sentimientos que se quedaron sin voz.
Las malditas clases se reanudaron. Día tras día continúe conociendo a mi único amigo, cuyo nombre era David.
David Romero era un chico de mi edad apasionado por los juegos de vídeo y la música electrónica. Al igual que yo, David era un chico muy solitario, si alguna vez llegabas a acercarte a él, no tardaría mucho tiempo en sumergirte en su mundo de Disyóqueys, soldados que luchan contra robots y aliens e incluso contra Hitler. Llegué a enterarme que los padres de David se habían divorciado. Quizá eso afectó a David.
Había días en los que él no asistía a la escuela. Él se quedaba a vivir con su padre unos días, luego con su madre e incluso con su abuela. A todos los adolescentes les gustan los videojuegos, entre los que me cuento, pero David había desarrollado una obsesión por ellos. Para él no eran solo un pasatiempo, sino su vida. Tal vez David buscaba en el mundo de los videojuegos la atención que sus padres nunca le ofrecieron. Quizá él trataba de llenar los espacios vacíos de su mundo solitario. Tal vez solo quería divertirse. Yo no sé.
Los mensajes entre Stacy y yo no continuaron con fluidez. Estábamos muy ocupados con las obligaciones de la escuela, no teníamos tiempo. A veces solo podíamos decir «Hola», otras muchas veces no escribimos nada.
Ya no podía ni mirar al cielo a buscar su mirada, porque tenía la mirada perdida entre letras y formulas. Pasé de tocar mis melodías a mi amada, a tocar notas al aire. Y no precisamente tocar una cuerda sin pisarla. Literalmente tocar cuerdas al aire. El viento se había convertido en mi único espectador, mis melodías se las llevaba el viento.
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Sentimientos entre tinta y papel.
RomanceSinopsis Los paraguas se detuvieron en medio de lápidas adornadas con crucifijos, fechas, nombres y un verso visible que perpetuaba la memoria del difunto. Algunos llevaban allí más de cien años, otros sólo meses. Algunos de los que descansaban en l...