La primera pincelada que le di al lienzo parecía ser invisible, e igualmente la segunda. Revisé los frascos que contenían la pintura. La pintura se había secado, otra estaba dañada. Guardé el kit de arte y busqué mis lápices de grafito los cuales utilizaba para dibujar garabatos. Decidí dibujar mi obra con tonos grises. Reemplacé el lienzo por una hoja de papel. Poniendo en funcionamiento el uso de la cuadrícula logré pintar la primera fotografía en tres horas. No quedé satisfecho con el dibujo, así que decidí pintar otra de las fotografías que tenía. Yo no tenía pensado pintar las tres fotografías que había hallado de Sophia, solo tenía planeado pintar «La mejor».
Me quedé en mi habitación a dibujar hasta muy tarde en la noche. Eran las dos de la mañana para cuando acabé con el último dibujo. Nunca logré dibujar aquellos retratos con total perfección. Al final de la noche tenía tres trazos de papel, cada uno con un rostro dibujado. Un rostro que creí querer.
Como ya saben, mi hermana mayor venía a casa en las vacaciones de verano. Cierto día llamó para decir que no podría venir a casa.
Esas vacaciones fueron una de las peores que viví. En todos los veranos anteriores esperé a alguien con mucha ansiedad hasta el punto que el desasosiego me carcomía.En ese verano solo esperaba el fin de las vacaciones.
Día tras día las vacaciones de verano fueron lo mismo; el brillante astro solar azotando la superficie terrestre, intensas olas de calor, yo y mi soledad, los apagones repentinos, y otras cosas.
Aquí en la Villa los veranos nunca fueron fáciles, muchos lográbamos sobrevivir con los microclimas de nuestros hogares, algunos decidían ir al río a nadar.
El servicio eléctrico de Villa Concepción nunca fue el mejor. En ese verano había apagones eléctricos muy continuos. Todo lo que nos quedaba era abanicarnos, o ir a nadar al río. En lo personal nunca me gustó la idea de ir al río.
En mis años de vivir en la tierra del hombre caimán escuché muchas historias de niños, adolescentes y hombres que perdieron la vida en el río. La mayoría son historias de adolescentes a los cuales el río les arrebató lo único que tenían «sus sueños». Sé que no son solo historias, yo mismo conocí a aquellos adolescentes. El día en que el río se llevó sus sueños. Sus amigos y familiares lloraron hasta que las lágrimas se secaron. Todos ellos estudiaban en mi instituto. Por lo tanto. Muchos en la secundaria eran sus amigos.
Aún recuerdo aquella vez que vi a una de mis compañeras llorar en los pasillos de la escuela hasta que se quedó sin lágrimas. Era 1 de octubre. Recuerdo muy bien las fechas de todos aquellos sucesos. Toda la ciudad se vistió de negro en aquellos trágicos días. Durante tres años consecutivos un adolescente perdió la vida en ese rio, en fechas y circunstancias diferentes. Todos ellos pertenecían a la Secundaria Juvenil. El río no se llevó las vidas de aquellos jóvenes adolescentes. Se llevó sus corazones soñadores.
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Sentimientos entre tinta y papel.
RomanceSinopsis Los paraguas se detuvieron en medio de lápidas adornadas con crucifijos, fechas, nombres y un verso visible que perpetuaba la memoria del difunto. Algunos llevaban allí más de cien años, otros sólo meses. Algunos de los que descansaban en l...