Pálido paisaje
Un artista al momento de escribir una canción sabe el significado de la melodía y la letra, pero es el receptor al final quien decide el significado de la canción. Una canción puede ser interpretada y entendida en millones de formas según los sentimientos del corazón que la escucha.
Cuando Stacy se fue de mi lado en mi corazón se acumularon melancólicos sentimientos. Recordé la canción que Stacy había tocado aquella vez «The Sound Of Silence—Garfunkel & Simón».
En ese momento mi corazón la interpretó tal y como se sentía.
La melodía del silencio eran los llantos de un corazón que quería ser fuerte. Un artista solitario con sentimientos tétricos tomó sus sentimientos y los puso en una melodía que sonara como sus lágrimas, las cuales estaban cautivas.
Esa era mi interpretación del sonido del silencio en aquel momento en el que la añoranza se apoderó de mí.
La sonrisa que Stacy había dibujado en mis labios desapareció. Como si el clima supiera lo que sentía, coloreó el paisaje de tonadas macilentas. Una pequeña llovizna inició a caer sobre la ciudad hasta que convirtió las calles en ríos. Durante todo el día estuve encerrado en mi habitación, no quería hablar con nadie.
Tantas veces que deseé no perder a Stacy no sirvieron de nada, le fallé a Stacy prometiéndole que nunca la dejaría ir, lo único que me quedaba era no olvidarla jamás.
Stacy me enseñó tantas cosas de mí, cosas que no sabía, ella cambió mi mundo.Únicamente abandoné la habitación cuando realmente lo necesité. No había diferencia entre estar en la habitación o en cualquier parte de la casa, la única diferencia era que en el resto de la casa la luz estaba presente, pero con la presencia de la luz puedes ver las cosas, en cambio, en la habitación eres uno con la oscuridad y nada puedes ver que te recuerde algo.
Intenté tocar una de las tantas melodías que había creado para Stacy, pero el dolor me dijo que no era buena idea. Las cuerdas de mi guitarra se habían quedado sin voz por segunda ocasión.Cuando la noche cayó abrí la ventana de mi habitación, miré al cielo en busca de una mirada, pero solo hallé preguntas.
«¿Observas el mismo oscuro firmamento que yo? ¿Nuestras miradas se cruzan en la lejanía? ¿La Luz de las estrellas llegará a tus ojos? ¿Estarás durmiendo? ¿Estás bien? ¿Me extrañas como yo a ti?» me pregunté en largo soliloquio.
Esa noche me pregunté tantas cosas, pero no quería preguntarme más nada, solo quería ver el rostro de Stacy. Cerré la ventana y la cortina de la habitación.Me tiré a la cama a llorar hasta que me quedé dormido.
—¡Despierta! ¡Despierta! ¡Amor! ¡Ya estoy aquí! —era la voz de Stacy— ¡No llores! ¡Ya estamos juntos de nuevo!
Abrí los ojos al escuchar su voz, allí estaba ella frente a mí, salté de la cama y la capturé en mis brazos. El fuerte abrazo provocó que ella se disolviera entre mis brazos.Desperté entre lágrimas y nombrando su nombre.
«No te vayas, quédate conmigo», murmuré entre lágrimas.
Al percatarme que solo había sido un sueño con mi angelito, el cual se había convertido en una pesadilla, estallé en lágrimas. Intenté quedarme dormido, pero no lo conseguí. Recordé el papelito que Stacy me había entregado en la mañana, salté de mi cama y me dirigí con mucha prisa a la computadora del estudio. Inicié sesión en el ordenador, abrí la ventana del servicio de correo eléctrico y escribí:
«¡Hola! ¿Ya llegaste?», digitalicé la dirección de E-Mail que Stacy me había proporcionado, oprimí «Enviar».
Me quedé frente a la pantalla del ordenador esperando un mensaje que jamás llegó. Apagué la computadora y me fui a mi cuarto.
En los días siguientes la añoranza se apoderó más y más de mí. Intenté cantar algo, pero cada vez que lo intentaba las lágrimas me dominaban, olvidaba la letra, y mis dedos resbalaban en las cuerdas del instrumento.
Noche tras noche fui visitado por mi otra mitad en mis sueños. A pesar de que debían ser sueños hermosos siempre terminaban convirtiéndose en pesadillas.
La Navidad se aproximaba. El único regalo que quería era ver a Stacy, aunque fuese solo un segundo.
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Sentimientos entre tinta y papel.
RomanceSinopsis Los paraguas se detuvieron en medio de lápidas adornadas con crucifijos, fechas, nombres y un verso visible que perpetuaba la memoria del difunto. Algunos llevaban allí más de cien años, otros sólo meses. Algunos de los que descansaban en l...