Capítulo 50

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Cinco años después


Las agujas del reloj giraron y giraron. Las cosas cambiaron, algunas se olvidaron, pero hay algo en mí que ni el paso del tiempo logrará cambiar o borrar. Algo que se ha convertido en parte de mí. Un demonio que me acecha a donde quiera que vaya. A veces lo veo sonriendo bajo la lluvia, mirándome desde las estrellas e inclusive sentado a mi lado. El pasado. Ese demonio que no me deja mirar al futuro, ni vivir mi presente. A pesar de que el cielo esté zarco. Él lo tiñe de grisáceas matices.


Desde que Stacy abandonó mi vida nunca más he sido el mismo. Aún después de tanto tiempo sigo teniendo sueños con ella. Fácilmente podría decir que la olvidé, pero sé que miento. Pensé que el tiempo se convertiría en mi aliado en medio de esta guerra contra la melancolía, pero no fue así. Desde que ella se marchó he sido el prisionero de la añoranza.En los últimos cinco años he estudiado hasta el cansancio. Hoy me voy a otra ciudad para ingresar a la universidad, estudiaré arquitectura como siempre ha querido mi padre. No tengo problema con ello.


En los últimos años la soledad nunca me abandono, siempre ha sido mi fiel compañía.David me enseñó esta música creada a partir de instrumentos electrónicos, al principio pensé que era una pérdida de tiempo. Algunos dicen que, al escuchar esta música, no le recuerda a nadie. Algo muy contrario a lo que a mí me hace sentir. Cada vez que me pongo los audífonos, esa música me recuerda demasiado a Stacy, esos ritmos llenos de energía, las brillantes luces. Es imposible que no me recuerden a la niña de mis ojos.


Hace como tres años acordamos que seríamos buenos amigos. La relación a distancia que estábamos manteniendo no tenía ningún sentido. Recuerdo que le envié un mensaje intentando dar un poco de esperanza a nuestra relación. Pero eso no sirvió de nada, creo que Stacy hizo lo que debía hacer; guardar los momentos vividos y continuar con la vida.


Quiero que un día estemos sentados en la arena de la playa, tomados de la mano mirando al horizonte, mirarnos a los ojos y susurrar «lo logramos», sonreír al otro y que nuestras risas se conviertan en una sola. Mientras el día se convierte en noche, la noche nos recordará todo lo que tuvimos que luchar para estar de vuelta allí. La oscuridad de la noche nos traerá tantos recuerdos, pero también nos rememorará que la oscuridad siempre estará acechándonos desde las sombras, pero para entonces nos tendremos el uno al otro y la oscuridad será solo la ausencia de la luz.


Desde entonces el único contacto que tuve con ella fue en una tarde en la que revisaba los directorios de la computadora. Encontré una carpeta con el nombre «Mis vacaciones en la playa», en el interior de la carpeta había cientos de fotografías, supuse que provenían de la cámara digital de Maileth. Eran Las fotografías de nuestras vacaciones en las playas de Cartagena de Indias. La mayoría de las fotografías las miré ajenas a mis recuerdos. No había pasado mucho tiempo desde que había estado en la playa, pero tenía recuerdos turbios de las olas. Hubo una fotografía que me fue imposible ignorar, era La fotografía en la que Stacy y yo estábamos sentados en la arena de la playa con la luz crepuscular en nuestras retinas. Lloré por varios minutos con la imagen en la pantalla del ordenador.


¡Lo siento! Pero ya me tengo que ir a la terminal de transporte. Intentaré narrar el resto de mi historia durante mi viaje.

Sentimientos entre tinta y papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora