Horas Finales
Había llegado el último día del calendario. Mi hermana había llegado a casa un par de días antes. Para mi familia fue un día muy ajetreado. En estos días mi familia organizaba pequeñas reuniones familiares para despedir juntos el año.Al caer la noche Stacy llegó a casa. Estuvimos charlando por varios minutos en el sofá acompañados nada más por el otro. Eso hasta que mi hermana Maileth interrumpió para preguntar:
—¿Quién es ella?
—Ella es Stacy, mi amiga —respondí muy orgulloso.
—Él me enseña a tocar guitarra —agregó Stacy.
—¿De veras? —dijo Maileth algo sorprendida.
—Entonces, ¿Sabes tocar mejor la guitarra? —Maileth me preguntó.
—¡Sí! —respondí.
—La última vez que vine tocabas horrendo —dijo Maileth entre risas.
—Si quieres puedo tocar algo —le propuse a Maileth.
—¡Te quiero escuchar! —Maileth.
—Subiré a buscar mi guitarra —dije. Posteriormente subí a mi habitación.
Al alejarme de la estancia, Maileth y Stacy establecieron una conversación. Para cuando regresé Stacy ya no estaba.
—¿Y Stacy?
—Ella se marchó a su casa. Al igual que nosotros, pasará la noche en familia —argumentó Maileth.
Me hubiese gustado tocar la melodía bajo la mirada de Stacy. Durante semanas había practicado una melodía. Ese día la tocaría para mi familia. Cuando mi recital acabó fui ovacionado por mi familia.
«Recuerdo que Maileth tomó varias fotos con su teléfono móvil, algunas sin previo aviso, otras ya planificadas».
La última hora del año estaba en agonía. Faltaban pocos minutos para que acabara el año. El reloj marcó las cero horas indicando que oficialmente 2010, solo era un recuerdo. Todos salimos afuera a la calle a observar como el cielo era bombardeado de colores. Fui sorprendido una vez más por la llegada de Stacy, me abrazó y susurro a mi oído: «¡Feliz año!»
«¡Espero que este año lo pasemos juntos!», quise susúrrale al oído, pero solo lo pensé.
—¡Feliz año! —le dije al oído en lugar del primer mensaje que se quedó sin voz.
Nuestros brazos se desenlazaron, Stacy me dijo algo que me partió en miles de pedacitos:
—En los próximos días iré de vacaciones a la playa con mi familia —dijo entusiasmada.
—¿Y cuándo vuelves? —aumenté el tono de voz para lograr que mi voz se escuchara en medio del ruido de los fuegos artificiales, también para esconder mi tristeza.
—Regresaremos cuando acaben las vacaciones —dijo.
—En un mes —murmuré.
En la mañana siguiente viví lo típico del 1 de enero; la pereza te invade el alma, las calles están completamente desoladas como si la noche anterior un apocalipsis zombi hubiera tenido lugar, y ese maldito sol incandescente en el cielo.
Esa misma semana. Muy temprano por la mañana, Stacy vino a casa para despedirse antes de irse de vacaciones.
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Sentimientos entre tinta y papel.
RomanceSinopsis Los paraguas se detuvieron en medio de lápidas adornadas con crucifijos, fechas, nombres y un verso visible que perpetuaba la memoria del difunto. Algunos llevaban allí más de cien años, otros sólo meses. Algunos de los que descansaban en l...