Capítulo 16

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Caminamos juntos a casa. En una mano llevaba mi skateboard y en la otra, la personita que le ponía dulce a mis días.


—¿Y cómo te fue en la escuela? —preguntó Stacy en un intento de romper el silencio.


—¡Bien! Ya sabes lo mismo de siempre —era todo lo que tenía para decir.


El silencio volvió a ser protagonista hasta que devolví la pregunta.


—¿Y qué tal te fue a ti?


Stacy comenzó a hablar acerca de muchas cosas. Sinceramente no escuché nada de lo que decía. Solo le puse atención a escuchar el tono de su voz. En ocasiones giré la cabeza para contemplar el bello rostro que estaba a mi lado.


Cada paso que dábamos nos alejaba más de la escuela y nos acercaba más a nuestro vecindario. Yo suplicaba que la calle jamás terminara, la sensación de su mano abrasada con la mía era inexplicable. La calle terminó.


—¡Adiós! —dijo Stacy.


—¡Adiós! —respondió mi tétrica voz.


—¡Suelta mi mano para que me pueda ir! —Stacy.


—¡Claro! —aún no solté su mano.


Ella me dio un beso en la mejilla y dijo: «te veo en la tarde».

Esa fue la única forma para que yo soltara su mano.


Al llegar a casa busqué el manual, la guitarra y me senté en el sofá a tocar a solas. Ese día decidí tocar una nueva melodía. Mientras buscaba una nueva partitura en el manual, hubo una que logró captar mi atención. Recuerdo muy bien el título de la canción, «Romance Anónimo».Lo que en realidad captó mi atención fue el autor de la canción. Era anónimo. «Romance Anónimo» era en mi opinión una declaración de amor en secreto. Quizá el autor temía decir lo que sentía. Tal vez su miedo por dejar salir sus sentimientos le costó la pérdida de su amor y entonces un día cuando estaba acompañado nada más por la soledad recordó a su amor. Entonces escribió «Romance Anónimo», una declaración de amor en secreto.


A pesar de que Romance Anónimo captó mi atención, no practiqué esa melodía.Toda la tarde practiqué una nueva canción para mostrarle a Stacy. Aunque hasta el momento no había logrado tocar correctamente la única melodía que sabía, decidí aprender otra. Cuando el reloj marcó las cinco de la tarde tomé la guitarra y fui a casa de Stacy.


Tok... Tok, toqué la puerta. Stacy abrió


—Mejor vamos a tu casa —Stacy sonó enojada.


Preferí no preguntar nada. Solo Caminamos en silencio hasta mi casa.Aquella era una tarde pálida como todas las anteriores desde que el invierno comenzó. A pesar de que era invierno, no había llovido en días. Las nubes simplemente entristecían el cielo y se quedaban allí.


La melodía que había aprendido la pondría en práctica con Stacy. Después de tantas clases de únicamente teoría, había llegado el momento de que Stacy tocara su primera canción.


—¿Estás lista para leer tus primeras notas? —pregunté.


—¡Veamos! —su voz sonó algo nerviosa.


Busqué la partitura en el manual y se la enseñé.


—Intenta tocar esta melodía —dije.

«A Time for Us (Love theme from Romeo and Julieth) -Nino Rota. »Me sentí tan orgulloso de mi estudiante. Ella solo llevaba un par de semanas practicando y ya era capaz de hablar mediante el lenguaje musical.


La melodía ya no se podía escuchar con claridad. Pero no era porque Stacy tocara mal, sino porque las nubes habían decidido que ya era tiempo de llorar.


Stacy se levantó del sofá y dijo:


—Será mejor que ya me vaya —ella aumentó el tono de voz para lograr transmitir el mensaje.


—Te acompaño —agregué.


Corrimos por la calle juntos bajo la lluvia hasta llegar a su casa. En todo el recorrido no paró de reír, no sé por qué. Stacy se veía tierna y hermosa con el cabello mojado. Reí cuando se despidió frente a la puerta de su hogar con una voz que titilaba del frio. Volví corriendo a casa.


Posterior a ese día el invierno comenzó a morir. Las estrellas salieron de sus cuevas y el sol borró la pintura tétrica y lúgubre del cielo.El año ya casi finalizaba.

Sentimientos entre tinta y papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora