Prólogo.

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Rojo.
Rojo y frío, frío como hielo, pero también placentero. Cosquilleo en mi estómago, ¿mariposas? ¿Como saberlo?

Escucho el sonido de sus zapatos chocar con el piso, la madera cruje y mis pelos se ponen de punta. Entonces aquel aroma tan masculino que lo caracteriza se hace más fuerte, y me es más fácil olerlo, mi pecho sube y baja, mi corazón late con fuerza, esta a punto de estallar. El crujir de la madera que se está quemando en la chimenea se hace un poco más agudo, el fuego comienza a calentarme, mis manos se cierran en un puño y la brisa fuerte de la noche hace que los árboles se muevan de un lado a otro como locos.

Un aire ligero se pasea por mi cuello, lo escucho respirar lenta y calmadamente sobre mi cuello, lentamente giro sobre mis talones encontrándome con aquellos ojos oscuros. Aquellos ojos que me comen, que me estremecen con su intensa oscuridad. Sus dedos acarician la piel desnuda de mis brazos y sus labios se despegan, luego escucho su profunda voz y mis piernas no dudan en perder fuerza.

—¿Lista? —Susurró, amarró mi pelo en una cola y me puso de rodillas, desabrochó su pantalón y su cinturón, su pene erecto saltó a mi vista dolorosamente hinchado— ¿Lista?

Preguntó otra vez alzando una de sus cejas, lentamente asentí, entonces comprendí que ya no había vuelta atrás.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora