Capítulo 30

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Zehra.

En el camino a casa todo fue silencio. Aleksander se veía pensativo, enojado, y... yo diría asustado. Aquel cruce de palabras que tuvo con Jasha le había cambiado el ánimo, en ningún momento dijo algo, ni siquiera se quejó del baile con Leonardo. Llegamos a casa y lo miré con ganas de hablar el tan solo me ignoró.

—Artem y Vladimir, acompáñenme —no me miró, y caminó hasta llegar a una de las habitaciones del primer piso.

Artem me regaló media sonrisa, conformándome. Me había quedado ahí en el salón, estupefacta, confundida, y algo molesta, su cambio de actitud no me gustaba para nada y no era la primera vez que lo hacía. Sentí la mirada de Irina sobre mi y no hice nada más que mirarla, sabía que tenía algo que preguntar.

—¿Qué le hiciste? —preguntó.

—¿Yo? —me señalé a mi misma— yo nada —bufé— su bipolaridad no tiene nada que ver conmigo.

—Entonces ¿Que pasó? —me encogí de hombros.

—Lo único que se es que después de haber cruzado palabra con Jasha su estado de ánimo cambió de repente, de regreso a casa no me habló, ni me miró —suspiré— hubiera preferido que me reclamara por el baile con Leonardo a que me ignorara.

—¿Jasha? ¿Que hacía ella ahí? —volví a encogerme de brazos.

—No se, para mi también fue una sorpresa verla en la fiesta.

Irina gruñó y luego se acercó a uno mesita y se sirvió un shot de tequila.

—¿Cheers? —dijo ofreciéndome uno.

—Cheers —dije aceptándolo.

Me lo tomé todo y haciendo una mueca de desagrado lo dejé sobre la mesita.

—Estoy cansada, iré a bañarme y me acostaré —le informé, ella asintió y se despidió con doble beso.

Subí las escaleras y caminé por los pasillos oscuros hasta llegar a mi habitación. Ropa por doquier, el maquillaje regado, y la cama desarreglada, me estresaron como nunca antes, suspiré cansada e indispuesta comencé a recoger aquel desastre que había dejado. Una hora después ya había terminado de acomodar todo, así que ya podía darme una ducha para luego irme a dormir. Me quité los tacones y mis pies sintieron paz, cuando me quité el vestido mi cuerpo se sintió ligero, y cuando me metí en la ducha entendí que no había nada mejor que el agua caliente para relajarte e irte a dormir.

Enrollé mi cuerpo en una toalla y volví a la habitación, me puse mis cremas y mi pijama de seda. Cuando por fin iba a tocar la cama, la puerta se abrió, dejando ver a un Aleksander ebrio y despeinado, y con la camisa desabotonada. Cerró la puerta de golpe y se lanzó sobre mi. Me besó con fuerza y avidez, penetrando cada momento con avidez en mis labios. Después de como me había tratado, no tenía ganas de lo que estaba haciendo, así que me quedé de pie, sin corresponderle. Después de un rato, cuando sintió que algo andaba mal, detuvo su loca excitación y me miró.

—Cristo, Zehra — dijo sentándose en la orilla de la cama— sabes que ella es pasado, ¿No?

Me mantuve en silencio por un tiempo, y el estaba buscando mi reacción.

—Me doy cuenta de que no soy tu primera obsesión en la vida, y está bien, es normal— empecé con un tono tranquilo— no hablaré de tu pasado ni te juzgaré. Pero me interesa lo que dijo que decidiste volver con ella y, sobre todo, ¿Por qué estaba tan enfadada?

Aleksander estaba en silencio, mirándome con ojos furiosos.

—Jasha es una historia reciente—lanzó.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora