Capítulo 2

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Aleksandr.

Aleksandr, ¿sabes lo que eso significa?

Giré la cabeza hacia ella, mirándola de arriba hacia abajo con una expresión neutra, y luego moví mis ojos hacia el ventanal.

—Puedo hacerme cargo de ese negocio, y lo haré madre, te guste o no, aceptaré la propuesta de Vladimir.

—Hijo mío... sabes qué hay una posibilidad de que todo salga mal —tomó asiento frente a mi.

—Mamá... esto era lo que padre quería, que todos sus negocios en mente se cumplieran y eso es lo que estoy haciendo, sabes que a mi nada me sale mal, yo nunca pierdo —dije seguro de mi mismo, mi arrogancia era lo único que me tenía de pie y seguro de lo que decía.

Ella suspiró.

—La propuesta que me hizo Vladimir es buena, no aprovecharla sería bajar la popularidad de la empresa, y no creo que con los libros que Irina escribe sea suficiente para mantener la imagen perfecta que tenemos.

—Está bien, ya no te hablaré más del tema, confío en ti y espero que sepas hacerlo bien —asentí— iré a ver a Irina, tengo mucho tiempo sin verla, esa mala agradecida se le olvida que aún tiene a la madre viva —tomó su bolso y se acercó a la puerta— ¿te espero esta noche para cenar?

Asiento y ella termina de irse.

Salí de la oficina y en una esquina veo a Zehra frente a la máquina de café, parecía discutir con la máquina. Molesta se veía sexy, hoy traía puesto una camisa blanca con unos pantalones campanas piel y una chaqueta color lila con unos tacones negros de punta fina y corta. Mi polla se puso dura como el acero en segundos. Dios, me volveré loco si sigo imaginándola desnuda. Su pantalón se ajustaba a su trasero por lo que me daba una muy buena vista, y repito; molesta se ve sexy.... Bastante para mi gusto.

Ella voltea a verme y tímidamente levanta la mano en forma de saludo, la ignoro y sigo con mi camino, mi polla erecta me estaba causando dolor de cabeza.

Encontré a mi secretaria de camino hacia los baños, tenía los brazos lleno de carpetas. La agarré y ella se sorprendió pero no duro mucho con esa expresión ya que sabía que era lo que yo necesitaba, la arrastré hacia el baño y cerré la puerta detrás de mi, la morena dejó las carpetas sobre el lavamanos y se acercó a mi rápidamente robándome un beso violento. La agarré por el cuello y la giré en un fuerte movimiento, empujándola contra la pared. La miré a los ojos, estaba excitada. Me acerqué a sus labios, mordí su labio inferior con rudeza sintiendo un ligero sabor metálico en mi boca, ella gimió. Sus ojos se clavaron en los míos. La agarré por el pelo para doblarle la cabeza y comerme su cuello libremente, sin ningún estorbo. Cerró los ojos y volvió a gemir lentamente. Tenía cosas que hacer por lo que no perdería mucho tiempo.

Mi secretaria era femenina y bonita, pero no tanto como Zehra, por alguna razón desde que la vi por primera vez no logro sacármela de la cabeza, tal vez solo sean las ganas que le tengo, cuando logre follarla la fiebre se me pasará. Era lo que decía para mentirme a mi mismo, porque sabía lo enamorado que estaba de aquella mujer.

—Arrodíllate... —murmuré, tiré de ella hacia abajo. Y ella sin dudarlo desabrocho mis pantalones dejando salir mi polla dolorosamente hinchada.

La escuché tragar saliva.

—¿Nerviosa? —ella iba a responder pero no la dejé, abrí su boca y metí mi polla en ella sintiendo la calidez de su lengua sobre mi falo.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora