Capitulo 22

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Zehra.

Al llegar a la enorme mansión Aleksander decidió salir y cargarme una vez más como saco de papas.

—No estoy paralítica —renegué.

—Lo sé.

No dijo más nada y entramos a la casa. Vladimir e Irina venian en otro carro pero por alguna razón no habían llegado, después de lo que pasó en el coche con Aleksander me había olvidado de ellos.

—Sube a tu habitación yo tengo cosas que hacer —musitó.

—O sea que ¿Me la pasaré en la habitación otra vez? ¿Para eso me trajiste? —lo miré molesta.

—Ya habrá tiempo para divertirse, ahora sube y espera a que te indique que hacer —fue lo último que dijo antes de irse y desaparecer por uno de los pasillos.

Molesta subí a mi habitación, dejé mis maletas a un lado y ciertamente la habitación estaba como la había dejado anteriormente. Tomé mi teléfono y decidí entretenerme llamando a mi mejor amiga Irenka, ya la empezaba a extrañar.

—¿Quién eres tú, y por qué me llamas? —fue lo primero que dijo al verme.

—Quieres hacerte la graciosa —sonreí— se lo que me vas a decir de que te tengo abandonada—continué hablando— y lo primero que te diré es que lo siento mucho, he estado muy ocupada con el trabajo.

—Excusas —bufó— ¿me crees estúpida? Zehra yo sé que algo está pasando y no quieres decírmelo, así que te obligaré, mañana mismo iré a Rusia y más vale que me recibas y me dejes quedar en tu casa.

—¡¿Que?! ¡¿Vienes a Rusia, mañana?! —exclamé.

Ella asintió con una sonrisa.

—Te apuesto a que no te lo esperabas, sabía que esa sería tu reacción.

—No puedes venir a Rusia, y menos mañana.

—¿Por qué? —frunció su ceño.

—Es que estoy de viaje...

—¿Desde cuando acá una vacante de literatura puede viajar?

—Es que no tiene nada que ver con el trabajo.

—¿Entonces? ¿Me contarás sobre aquel misterioso hombre del que tanto hablabas en las cartas que le enviabas a tu mamá?

—¿Qué hombre?

—Zehra, no soy estúpida y se que tú tampoco, sabes de lo que te estoy habladora y ciertamente me duele de que ya no me quieras contar nada, tal vez ya hiciste una nueva vida por allá y por eso te olvidaste de mi y de tu familia.

—¡No! Eso jamás, no pienses así, simplemente me han pasado muchas cosas que no te puedo contar por teléfono...

—Entonces dime dónde estás y mañana mismo saco el primer vuelo y voy a verte...

—No, mejor espera a que regrese a Rusia, te veo allá y te platico todo.

—¿Me lo prometes?

Asentí con una sonrisa, su gesto lleno de molestia cambió drásticamente, ahora mostraba picardía y eso me asustada.

—¿Lo tiene grande? —preguntó moviendo sus cejas.

Aleksander.

—Señor Romanov.

Volteé a ver de quién se trataba y era la señora encargada de la casa.

—Hay una mujer en la puerta buscando por usted.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora