Capítulo 36

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Aleksander.

Mi mente no quería captar lo que había salido de la boca de Irina, tan solo pude formular una sola palabra ya que me encontraba en shock.

—¿Qué? —pregunté sin poder creerlo.

—Zehra ha desaparecido —volvió a repetir.

Y fue cuando mi mundo se derrumbó, un sentimiento que jamás había sentido se había hecho dueño de mi, y la pesadilla se había hecho realidad.

—¿Qué estás diciendo, Irina? ¿Estás segura? — preguntó Vladimir, y ella asintió.

—¿Por qué jugaría con algo así? —le respondió a Vladimir—fui a buscarla a su casa y Irenka fue la que me recibió, me dijo que ella no había vuelto a casa desde hace dos días, ella pensó que estaba contigo y por eso no se alarmó.

El silencio reinó, tan solo se escuchaba el viento, nuestras respiraciones, y la madera de la chimenea quemarse. Tenía el pecho comprimido, mientras que los segundos y minutos corrían mi cabeza se calentaba más y me quitaba la posibilidad de pensar con claridad. Apreté mi mandíbula y sin decir nada salí de casa, tomé una de las camionetas para luego encender el coche y salir de ahí dejando detrás las voces de Irina y Vladimir.

Conduje a toda velocidad, no me importaba si pasaba una luz roja, o si en el camino atropellaba a alguien, tenía que llegar a mi destino como de lugar, tenía en mente al causante de la desaparición de mi dama. Una vez frente a la casa de aquella persona me bajé de la camioneta, estrellando la puerta, y con furia y desesperación toqué la puerta hasta que esta fue abierta. La primera mirada que capté fue una furiosa y confusa a la misma vez, luego al percatarse de quien se trataba sonrió coqueta, relajando su expresión facial, no hablé, tan solo la tomé del cuello y la empuje hacia dentro de la casa.

Jasha se tropezó y cayó al suelo. Su sonrisa coqueta se había ido, mi cabeza se encontraba caliente y tan solo podía pensar en matarla pero no lo haría sin antes saber en dónde estaba mi dama. Me coloqué sobre ella aprisionando sus piernas entre las mías y sus manos, volví a tomarla del cuello y esta vez más fuerte.

—Ale...Aleksander —logró decir, mi agarre en su cuello cada vez se hacía más fuerte.

—¿Dónde está? —dije entre dientes, gruñendo.

Me miró confundida.

—¡¿Dónde está?! ¡Contesta, ya! —grité, asustándola aún más.

—No se de que me hablas —dijo en un susurro, mi agarre en su cuello era tan fuerte que apenas podía hablar— suéltame, por favor —suplicaba con terror.

—¿A dónde está Zehra?

—¿Qué? No lo sé, suéltame ya —sollozó apretando sus ojos.

—¡Si sabes! Si no me lo dices te mataré, Jasha, y de la peor manera —agrande mis ojos, mirándola como un animal— hice lo que me pediste, prometiste no hacerle nada, ¡joder! ¡Dijiste que no le harías nada si la dejaba ir!

Jasha comenzaba a toser, la respiración se le entrecortaba y su cuerpo peleaba desesperadamente por la falta de oxígeno.

—Te ju..juro que no s...se de que hablas.

Le di un leve apretón para luego soltarla. Comenzó a toser desesperadamente y a tomar el oxígeno que tanto anhelaba. Llevó sus manos a su cuello y me miró con temor y rabia a la misma vez mientras que se arrastraba en el piso alejándose de mi.

—Estas loco, ¡demente! ¡Yo no tengo a tu estúpida Zehra! —gritó llena de odio, tosió una vez más— ¿y sabes que? Espero a que nunca la encuentres y si la encuentras que sea muerta.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora