Capítulo 18

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Zehra.

Aleksander me tiró al césped. Me tomó en sus manos y me puso suavemente sobre la sabana blanca, velas y pétalos de rosas rojas nos rodeaban. Mi respiración se aceleró porque se de lo que él era capaz de hacer al tenerme así. Se colocó sobre mi y una vez más lo tenía como había soñado. La diferencia era que en mis sueños sentía curiosidad y emoción, y ahora solo sentía miedo. Tal vez por su mirada intimidante.

Aleksander, sosteniendo mis manos a ambos lados de mi cabeza, se inclinó sobre mi.

—Desearía—susurró, frotando su nariz contra mis labios — devorarte completa.

Me congelé.

—Desearía —volvió a susurrar, esta vez sin despegar la mirada— que me dejarás amarte.

Un hombre tan peligroso, poderoso y fuerte como el, ¿Me estaba pidiendo permiso? Por amor y afecto fue caballeroso.

Mis manos fueron a su cara y se detuvieron en sus mejillas, lo miré por un largo tiempo, admirando aquella belleza masculina y aquellos ojos que tenían el poder de hipnotizarme. Con un movimiento suave lo traje hacia mi. Cuando nuestros labios se encontraron, Aleksander me devoró los labios con toda su fuerza, fuerte y ávidamente. Nuestras lenguas se retorcían al mismo ritmo y su cuerpo se sentía cada vez más pegado al mío.

Definitivamente me sentía como que si ambos nos quisiéramos, nuestros labios y lenguas se estaban cogiendo fuerte y apasionadamente, sacando aquella parte sexual de mi que nunca nadie había podido sacar.

Después de un tiempo, mi orgullo mandó la adrenalina a volar o por lo menos trató. Aleksander no se iba a detener, me agarró por las muñecas y las apretó contra el suelo, comenzó a mover sus caderas hasta el punto en donde pude llegar a sentir su miembro y una vez más me calenté.

—Tranquila, solo un poco más —susurraba en mi oído, agitado, su respiración se entrecortaba y eso lo hacía sonar más sexy.

Me miró, sus ojos me demostraban todo lo que me necesitaban, sus pupilas estaban dilatadas, y su cabello despeinado. Aquel hombre era lo más hermoso y sexy que había visto.

Me desperté por el intenso y cálido rayo de sol que entraba por la ventana y chocaba contra mi rostro. Sentí una mano pesada en mi cintura. Estaba envuelta junto a Aleksander, estaba dormido y abrazándome por la cintura. Su rostro estaba cubierto de su pelo, su boca ligeramente abierta, lenta y constantemente respiraba.

Tenía miedo de moverme y despertarlo, parecía un ángel. Empecé a levantar su mano lentamente y con cuidado. Alek suspiró y se dio la vuelta; aún seguía durmiendo. Me levanté de la cama y me fui al baño, me detuve frente al espejo por unos minutos. Me incliné para verme a mi misma y tenía todo el maquillaje corrido, mi cara y mi pelo eran un asco y el vestido se encontraba torcido para todos lados.

—¡Ay no, Zehra! Te fuiste a dormir con el maquillaje y la ropa puesta —me dije a mi misma mientras que me retiraba el maquillaje.

Cuando terminé me desvestí y fui a la ducha. Abrí la llave y me metí debajo del chorro de agua tibia. La cerré y comencé a enjabonarme. En ese momento la puerta de la ducha se abrió dejando ver a un soñoliento y sexy Aleksander, estaba desnudo y sin la menor de la vergüenza, me miró.

—Buenos días, nena, ¿Puedo acompañarte? —musitó con una sonrisa traviesa.

Lo primero que cruzó por mi cabeza fue gritar y sacarlo a patadas del baño. Pero por la experiencia que he adquirido en estos últimos días, sabía que no funcionaría, además me imaginaba que su reacción sería violenta y no muy agradable. Así que respondí sin emoción y continué bañándome sin prestarle atención.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora