Capítulo 31

940 23 3
                                    

Zehra.

Aleksander me cargó y automáticamente mis piernas envolvieron su cintura. Subió las escaleras y entre risas y susurros me llevó a la terraza de la habitación. Una imagen encantadora apareció ante mis ojos, se podían ver todos los edificios y el puerto. La brisa era encantadora y fresca, la terraza era gigantesca, había un jacuzzi y un pequeño mueble que parecía una cama.

La tira de mi camisa se deslizó hacia abajo, dejando mis pechos al descubierto. Las manos de Alek se deslizaban suavemente sobre mi pecho desnudo, y su lengua acariciaba ligeramente mis pezones erectos. Bajó mi pantalón y al ver que no tenía bragas me miró con mucho más lujuria.

—Ya estás lista para mi —susurró.

Su tono era de diversión.

—No suelo ponerme bragas cuando voy a dormir, pensé que lo sabías —dije arrodillándome ante el, sin quitarle la mirada de encima.

Bajé sus boxers sin ninguna prisa, viendo la hermosa y dolorosa erección de este hombre encantador. Sus manos colgaban inertes a lo largo de su cuerpo, esperando a que mi boca se hiciera cargo de la impresionante erección. Aleksander metió sus dedos en mi pelo y lentamente lo acerqué a mi. Agarré su pene y comencé a besar su cabeza. Aleksander gimió, y sus dedos en mi pelo se estremecían.

Lo acaricié suavemente con la lengua y los labios hasta que se puso duro como roca e hinchado. Abrí la boca y absorbí su falo tan lento que pude sentir todas sus venas. Me movía de un lado a otro, jugaba, besaba, mordía, hasta que sentí un líquido espeso, pegajoso, y caliente que me llegaba a la garganta. Aleksander miró lo que estaba haciendo y respiró fuerte.

Se inclinó y me levantó. Me besó la boca y se dirigió hacia el jacuzzi. Entró en el jacuzzi y tomó asiento, extendiendo sus brazos, su pecho y abdomen resaltaban, con una sonrisa traviesa y divertida me acerqué a él adentrándome en el jacuzzi. Mi piel tocó el agua y mi cuerpo se erizó inmediatamente, el magnate frente a mi me miraba con lujuria, y se veía algo desesperado. Lentamente me senté sobre el, sus manos no dudaron en tocar mi cintura. Me miró, plantó sus labios en mi cara, luego en mi cuello, hasta que los cerró en un pezón. Chupó y mordió suavemente mis pechos, y sus manos se apretaron en mis nalgas. En un momento dado, un dedo fue a un lugar que definitivamente di por inundado. Quedé paralizada.

—¿Confías en mi? —preguntó, moviendo sus dedos detrás de mi.

Asentí con la cabeza, extasiada, viendo estrellas. Sus dedos comenzaron a moverse más rápido, mi cuerpo se retorcía sobre el, mis caderas hacían movimientos en círculos, el agua caliente lo hacía todo mucho mejor, su pulgar tocó mi clitoris y ahora veía las estrellas aún más de cerca.

—No me tengas miedo —susurró— relájate, déjate llevar.

Y definitivamente eso era lo que estaba haciendo.

Un fuerte grito de placer salió de mi garganta, cegándome. El movimiento de sus dedos hacia que el agua golpeara la bañera, tenía una mirada de satisfacción, sabía lo que hacía, sabía que me gustaba, el sabía que me estaba llevando al borde de la locura. Una desconocida ola de de felicidad crecía en mi cuerpo, todo a mi alrededor se volvió negro, solo podía sentir lo que el estaba haciendo. Sus dedos jugaron más con mi clitoris lo que fue como presionar un botón rojo.

—Sigue —gemí y pedí sintiendo el orgasmo cerca— pon un dedo más.

Y aquella acción me sorprendió completamente. Introdujo un dedo en mi culo y me calló metiendo su lengua en mi garganta, sus dientes mordieron mis labios causando un dolor milagroso.

—Zehra, estás tan apretada —gimió.

Alcancé la cima del placer con gemidos y sudando frío. Aleksander esperó hasta que terminé, me recogió y me llevó a la pequeña cama que había en la terraza. Me acostó y me pegó a su cuerpo mojado para luego entrar en mi. Sus caderas se frotaron con fuerza contra mi, sentí que estaba cerca, me agité y me ahogué con el, clavándole las uñas en la espalda. Besé su cuello con avidez, mordí su hombro y lo escuché respirar cada vez más rápido para anunciar la explosión. Empujó su cadera fuertemente y me abrazó aún más fuerte que casi no podía respirar.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora