Capítulo 7

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Zehra.

Con lentitud me retira el vestido y va dejando besos húmedos por toda la piel desnuda, su nariz se cuela entre mi cuello y absorbe mi aroma, mi piel se eriza en segundos, aprieto mis manos y mis ojos, trago en seco sintiendo como todo mi cuerpo corresponde a sus toques.

Me estoy volviendo completamente loca con cada roce, con cada toque. Aleksandr acaricia mi rostro, lo miro y.... Oh oh, gran error. Sus ojos estaban ardiendo en llamas, estaban oscuros y me daba miedo, pero no miedo para huir, sino miedo de que las cosas rebasaran el límite, me refiero a que después de esta noche, las ganas de tenerlo en mi cama sean más intensas.

Sus labios atrapan los míos con suavidad, mientras, me conduce hacia la cama donde me deja ahí una vez acostada, abre mis piernas y hace mis bragas hacia un lado. Me retuerzo al sentir su lengua húmeda y fría en mi sexo, luego gimo cuando sus dedos se Sumergen dentro de mi, jadeo, suspiro, me muerdo los labios, lo miro darme placer, y lo disfruto.

Joder. Estoy a punto de colapsar, mis piernas tiemblan alrededor de su cuello, mis uñas enterradas en mis palmas me confirman lo delicioso que se siente su boca en mi sexo, me arqueo y cuando siento que voy a tocar el cielo, algo me lo impide y me hace volver a la tierra.

¡Zehra! —aquella voz aguda me espantó, di un pequeño brinco aturdida y algo asustada para luego darme cuenta de la figura frente a mi.

—¿Que pasó? —pregunto un poco sofocada.

—Eso mismo quiero saber yo, ¿te sientes bien? —preguntó Irina a lo que yo sentí nerviosa— ¿segura? Estás sudada y roja.

—Estoy muy bien —me levanté y caminé hacia ella— ¿ocurrió algo?

—En realidad no, solo venía a ver cómo estabas ya que anoche tomaste un poco de más, supe que te fuiste temprano, ¿pudiste descansar?

Me quedé callada por unos segundos.

—Si... —solté una risa nerviosa— no sabes lo bien que dormí.

Irina se ríe.

—Los vasos de café sobre tu escritorio no me dicen lo mismo —observé los cinco vasos de café sobre el escritorio y rápidamente fui a quitarlos de ahí.

La verdad es que no recuerdo si dormí o no, no recuerdo nada. Esta mañana me había levantado cansada y con mucho sueño, no se cuanto tomé anoche pero estoy segura de que no fueron tantas copas para llegar al nivel de no recordar nada, o eso creo. Solo recuerdo que estaba sola en la habitación con Aleksandr, luego de ahí todo es negro, ni siquiera se si llegó a ocurrir algo entre nosotros.

Gracias a Dios no lo he visto en todo el rato que he estado aquí.

—¿Zehra? —la miré perdida— ¿estás segura que estás bien?

Asentí. Irina suspiró con alivio.

—Que bien, por un momento creí que te perdía, por cierto hoy en la noche saldré con unas amigas, ¿te gustaría venir? —negué.

—Me encantaría dormir, si no te molesta —negó.

—Tranquila tú descansa, entonces te dejaré trabajar —asentí y se marcha dejando su dulce olor en mi oficina.

Me tiré sobre el sofá de cuero rojo y cerré los ojos. ¿Que era lo que soñaba? Se sintió tan real, puedo jurar que mis bragas están más que húmedas. Tal vez deba de hablar con el señor Aleksandr y preguntarle si ocurrió algo entre los dos. Me levanté del sofá dispuesta a ir a la oficina del señor Aleksandr, todo el cuerpo me temblaba, pues sabía que lo que estaba apunto de hacer era muy mala idea. Una vez frente a su puerta, la toqué. Nadie respondió, su secretaria no se encontraba en su puesto así que yo decidí abrir la puerta despacio. Entonces comprendí todo, el por que no me abría.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora