Capítulo 26

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Irina.

Busqué cuál sería mi habitación y por supuesto cogí la segunda mejor, ya que mi hermano tenía la principal que era la más grande y con mejor vista. Entré y dejé mis maletas a un lado, frunció mi ceño al ver la cama desarreglada, boxers en cada esquina a la que miraba, y además de eso el olor era horrible, alguien trajo un zorrillo, pensé. El sonido de una puerta abrirse captó mi atención y no era nada más que Vladimir saliendo del baño mientras tarareaba una canción y secaba su cabello, tenía una toalla alrededor de su cintura, su pecho desnudo y mojado me dejó sedienta.

Levantó su mirada y la puso sobre mi, me sonrió como siempre lo hace, se mostró coqueto y desinteresado como siempre.

—¿Se te perdió algo aquí? —me preguntó, mientras se dirigía al armario— ¿O te equivocaste de habitación?

—El que se equivocó de habitación fuiste tú, ¿Que haces en mi recámara? —me crucé de brazos.

—¿Excuse me? —preguntó en inglés con cierto tono femenino— yo tomé esta habitación primero.

—Está es mi habitación cada vez que vengo al yate.

—Bueno esta vez no lo es, si no necesitas nada más, necesito cambiarme así que sal —me dio la espalda.

—No saldré hasta que desocupes esta habitación, es mía y jamás te la cederé a ti —renegué.

—Está bien, no te vayas —se encogió de brazos y dejó caer su toalla.

Mi corazón dio un brinco exagerado, y mis manos automáticamente cubrieron mis ojos.

—¡Ah! —grité, sorprendida.

—No seas dramática, no es como si no me hubieras visto anteriormente desnudo —dijo coqueto.

—Eres un.... Ugh —salí de la habitación corriendo, y ardiendo. Lo último que escuché fue su risa perversa.

Zehra.

—Hey, Zehra, respira —escuché uña voz— Zehra, nena, respira —la voz cada vez se volvía más clara.

Empecé a vomitar el agua salada que me había tragado al caer al mar.

—Nena, ¿Puedes oírme? —preguntó Aleksander, acariciando mi cabello.

Apenas abrí los ojos, vi a Alek empapado y chorreando agua sobre mi. Aún seguía con su ropa lo único que faltaban era sus zapatos. Me zumbaba la cabeza y el sol me quemaba. Artem me dio una toalla, con la que Aleksander me cubrió, y luego me cargó. Me llevó a la habitación y me puso sobre la cama. Todavía seguía ofendida y molesta con el, además de que ahora también me encontraba aturdida porque no tenía ni idea de lo que había pasado. Aleksander me secó el cabello con una toalla seca, mirándome con sus ojos lleno de preocupación e ira a la misma vez.

—¿Que ha pasado? —pregunté en voz baja.

—Te caíste del yate. Gracias a Dios no te pasó nada grave, pero no cambia el hecho de que casi te ahogas —se arrodilló frente a mi— Joder, Zehra, quiero matarte, pero estoy agradecido con Dios de que estás viva.

Toqué su rostro con mis manos.

—¿Me salvaste?

—¿Creíste que te me habías escapado? Es bueno que estuviera tan cerca, no quiero ni pensar en lo que hubiera pasado si yo hubiera estado cerca de ti. ¿Por qué eres tan desobediente y terca? —suspiró.

Aún sentía el sabor del agua salada en mi boca y mi cuerpo no dejaba de temblar.

—Me gustaría bañarme —traté de levantarme.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora