Capítulo 11

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Zehra.

Un terrible dolor de cabeza me despertó. Bueno, todo es muy bueno cuando estoy tomando, pero la resaca literalmente me vuela el craneo. ¿Quien se pone a mezclar tragos? Me animé y saque las fuerzas para salir de la cama y fui al baño. Mi vejiga estaba que se explotaba así que hice mis necesidades y volví a la habitación dándome cuenta de el frasco de pastilla que había a un lado de la cama sobre la pequeña mesa. Me tragué tres y volví a la cama, me cubrí con la sabana y sin darme cuenta volví a quedarme dormida.

Aleksandr.

¿Zehra no bajará a comer? —preguntó Irina inmediatamente me vio llegar al comedor.

—No, aún sigue dormida —digo tomando asiento mientras recordaba el angelical rostro de mi dama.

—Era de esperarse —musitó Vladimir, soltando una carcajeada— después del show de anoche...

Lo miré y este se calló.

Nos ponemos a desayunar en un silencio que para mi era normal pero tal vez para otras personas era incómodo, lo digo por Irina ya que a ella no le gusta comer en silencio, sin embargo hoy parece que se había amarrado la lengua.
Minutos después todos terminamos de comer, Irina se levanta y nos mira a ambos.

—Estaré en la piscina —se marcha y Vladimir no puede dejar de mirarla.

—Deja de imaginar que puedes hacer con mi hermana con tu mente sucia y vamos a trabajar, tenemos muchas cosas que hacer —me levanté y el me hizo lo mismo.

—No estaba imaginándome nada con tu hermana, ni siquiera la miraba a ella.

—Claro —mencioné con sarcasmo.

...

—Es un gusto saber que les gustó la mercancía —hablé por teléfono.

—Es una maravilla Aleksandr, no habíamos probado algo tan suave y fresco como ese vino, claramente queremos seguir haciendo negocios contigo así que mantengámonos en contacto.

—Por supuesto.

—Entonces, te espero en Sicilia, nos tomaremos unas cuantas copas de vino y así aprovecho para hablarte sobre otros negocios que me gustaría hacer contigo.

—Ahí estaré, muy pronto —miré a Vladimir con una sonrisa ladeada— hasta luego.

—¿Que ocurrió? ¿Hubo algún problema?

Negué.

—Los italianos están muy a gusto con los vinos que les enviamos, Federico también quiere proponerme un negocio, quiere que vaya a Italia.

—¿Irás?

—¿Por qué no iría?

—Cierto, ¿por qué no irías? —se carcajeó— este es nuestro último día aquí así que salgamos de aquí y hagámosle compañía a tu hermana.

—Te recuerdo que no vinimos de vacaciones.

—Lo se, aún así necesito darme un último chapuzón antes de irme, y que mejor tiempo que ahora, el sol esta afuera y esta haciendo calor.

...

Zehra.

Cuando me desperté después de un par de horas, el dolor de cabeza había desaparecido y desde detrás de la ventana abierta se escuchaban sonidos de diversión en la piscina, reconocí los gritos de Irina. Estoy de vacaciones así que tengo que levantarme y disfrutar este último día aquí en Ibiza. Me movilicé por ese pensamiento y me di una ducha rápida, salté en mi traje y después de una hora ya estaba lista para ir a la piscina con los demás.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora