Capítulo 20

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Zehra.

Cuando llegué a la casa no dude en correr hacia la habitación para encerrarme a llorar. Me tiré sobre la cama y sin preocupaciones comencé a llorar. Odiaba las mentiras y las traiciones y eso fue lo que Aleksander había hecho, me mintió y me traicionó, aquellas palabras bonitas tan solo fueron un juego y yo a pesar de que no quería volví a caer como estúpida, me ilusioné pensando en que tal vez podía aceptar esta vida si aceptaba mis sentimientos por el. Iba a darme por vencido, iba a entregarme a él por completo, yo iba a seguir a mi corazón y por eso es que jamás debería ignorar a mi cabeza, porque ella nunca se equivoca.

Treinta minutos después me encontraba empacando mi ropa, por lo que sé, no duraremos mucho tiempo en Ibiza, así que empaqué lo más mínimo y si me faltaba algo lo compraría allá. Al terminar me metí al bañar, lo más bonito del baño era que en la parte de la ducha había una ventana donde yo podía ver por afuera pero nadie podía ver por dentro, así que mientras mi cuerpo se mojaba bajo el chorro de agua yo veía el sol marcharse lentamente.

Minutos después estaba de pie frente al espejo, ya vestida, miré mi reflejo; no me parecía en nada a la mujer de hace unas semanas atrás. Estaba algo pálida, a pesar de eso me veía saludable y fresca, tal vez en Ibiza tomé un poco más de sol. Mi pelo estaba suelto y lacio, mis ojos estaban ligeramente coloreados, y mis labios estaban marcados con un lápiz marrón y un lápiz labial algo rosadito. Elegí un vestido sin tiras negro, ajustado a mi cuerpo y por sobre mi rodillas, con unas botas Chanel negras altas.

Me veía hermosa y eso levantó mi ánimo, tomé mi teléfono y comencé a tomarme fotos, me tiré sobre la cama y poseé, hasta que escuché unos toques en la puerta.

—¡Entra! —exclamé.

—¿Ya estás lista? —dijo Artem.

Asentí, bajándome de la cama y arreglando mi vestido.

—Entonces vamos, la ayudo con la maleta —tomó mi maleta y caminó detrás de mi.

Al bajar vi a Aleksander, estaba sentando en el sofá llevaba un traje de lino negra y con la camisa un poco abierta, dejando ver algo de su pecho. A su lado estaba Vladimir, ambos con un trago en sus manos. Ambos se levantaron cuando me vieron, Aleksander me miró con suavidad al ver mi figura completa, se acercó a mi y se inclinó para darme un beso en mi mejilla, pero me alejé antes de que sus labios pudieran tocarme.

—Ya estoy lista, podemos irnos si por mi esperaban —dije seriamente sin mirarlo.

Tenerlo cerca me causaba cierto asco.

Antes de que ellos dijeran algo decidí irme a la puerta principal. Me dirigí hacia la camioneta y con ayuda de Artem me monté en esta. Tomé mi teléfono e inmediatamente recibí una llamada de mi madre la cual no dudé en contestar.

—Cariño, hola ¿cómo te fue en tu día?

—Hola mamá, todo bien —respondí llenándome de tristeza, la extrañaba y me parecía injusto que me alejaran de la mujer que me dio la vida.

—Te llamé porque tú no lo hiciste, me dijiste que me llamarías y yo me quedé esperando tu llamada así que me atreví hacerlo.

A lo mejor cuando Aleksander habló con ella.

—¿Segura que estás bien? Te escuchas desanimada, ¿todo bien con tu prometido?

Si, prometido, como no.

—Si madre todo bien.

Su instinto maternal le dijo lo contrario así que insistió.

—No me mientas, te recuerdo que te tuve nueve meses en mi vientre y de que no hay nadie que te conozca como yo.

My sweet Zehra[+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora