Capitulo 1

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Las grandes oportunidades solo se presentan una vez en la vida

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Las grandes oportunidades solo se presentan una vez en la vida.

Eso es lo que decía mi padre.

Fue lo primero que dijo cuándo se enteró de que mi madre estaba embarazada para huir de sus responsabilidades.

No lo he necesitado en todos estos años y tampoco lo necesito en este momento de mi vida. Considero que algún día no muy lejano tendré aquella idea metida en mi cabeza de ir y buscarlo. Pero hasta el momento mi vida no necesita de su presencia.

- Es increíble, te dije que verían en ti el verdadero talento para el ballet – mi madre sonríe a medida en que cruzamos las calles mojadas de Paris.

- Estoy al igual de sorprendida que tú – suspiro-. Es que..., me hubieras visto mamá. Ojala pudiera tener ese instante de mi vida en una instantánea.

- Las habrá, habrá muchas fotos tuyas en el escenario.

Me abrazo a ella con fuerza.

- Te quiero mucho – le doy un beso en la mejilla y ella esboza una amplia sonrisa en su ya arrugado rostro.

- Mi pequeña Gisele.

- ¡Tengo una idea para celebrar! – me pongo enfrente de ella-. ¿Qué tal si vamos a esa panadería que tanto nos gusta y probamos unos biscochos rellenos de crema chantillí?, son tus preferidos.

- Gisele, querida.

- Mamá rara vez salimos juntas, sé que el trabajo nos aleja la una de la otra para disfrutar pero este es un día especial – la sujeto de sus manos y dibuja una sonrisa poco alentadora-. 

-Hija me encantaría, sabes que no me negaría pero debo estar en diez minutos en la sastrería y sabes cómo son las cosas en el taller.

- Pero mamá – protesto porque desde que se metió a ese sitio nunca ha tenido descanso. Sé que ambas nos prometimos no meternos en el trabajo de la otra, pero considero que son muchas horas de trabajo para una mujer de su edad.

- He pedido permiso para acompañarte a la audición y tú has quedado con Juliette para que te ayudará, me echarán del trabajo si llego tiempo después de lo acordado, ¿tu entiendes verdad?

Resoplo.

- Sí, entiendo.

Me doy por vencida en mi fallido intento de celebración.

- ¿Por qué no llamas a Agnes?

- Tiene turno en su trabajo y después clases en la universidad.

- Entonces ve a casa, descansa y en la noche prometo que cenaremos juntas.

- De acuerdo.

- No te enojes – me toma por las mejillas apretándolas con fuerza-. Prometo que preparare lo que más te gusta, lo compensaré.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora