Capitulo 25

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—Señora Müller lo que ha hecho fue muy arriesgado —me dice el comandante de la policía ha puesto en riesgo su vida y la de su hijo, le dije al señor presidente que hacer esto sería muy riesgoso y eligió hacerlo

Me limpio las mejillas.

—Mi esposo esta es cuidados intensivos, ¿y aun usted cuestiona mis decisiones? He hecho lo que cualquier madre hubiera hecho por su hijo, no puede comprenderme si no ha pasado una situación como la mía.

Había tomado un riesgo era consciente de ello, pero simplemente no podía permanecer en casa sin hacer nada, sin poder defender a los que quería. No iba a permitir que una vez más algo que amara se fuera de mi lado.

—Gisele —Chantal corre hasta donde me encuentro su rostro luce preocupado—. Nathaniel, ¿dónde está él?

¿Cómo decirle? ¿Cómo puedo decirle algo a esa mujer para no preocuparla?

—Chantal, Nathaniel ha sido ingresado a emergencias —le respondo.

Ella niega con su cabeza, empieza a gritar como una loca por el pasillo.

—Nathaniel, hijo —se tumba en el suelo desconsolada—. ¿Qué has hecho, hijo porque has ido solo?

—Chantal —la intento calmar pero ella me lo impide.

—Ahora no, esto, es tu culpa —me mira con furia en sus ojos.

Me quedo en silencio.

—Si tu no hubieras ido, nada de esto hubiese pasado, mi hijo estaría bien aquí, desde que te trajo a casa solo han ocurrido desgracias.

—Chantal no es cierto, yo solo quería proteger a Nathaniel y a Joyce.

—No quiero escucharte más, me abrumas —responde poniéndose de pie—. Habrá alguien que de informe a la prensa y esa no serás tú.

En parte comprendía el dolor de Chantal, la situación por la que estaba pasando, el buscar culpables, el sentirse herida.

Así que no intento que me dé una explicación de su repentino comportamiento.

—Escucha Joyce, vamos a reunirnos con Nat, lo prometo —lo beso en su frente.

Nadie se ha preocupado por mi estado desde que llegue a aquel lugar, puedo ser su esposa, pero ninguna de esas personas se ha detenido a pensar o quizás preguntarme como estoy, mis manos aun tiemblan recordando aquellos momentos ene se lugar.

En como Nathaniel estaba sobre mis brazos desangrándose. En como solo podía pedir que la policía llegara pronto para salvarlo

—Aquí tiene —escucho la voz de nuevo del comandante Masson—. Le ira bien —me extiende un vaso con agua.

Lo recibo en mis manos.

—Lamento haber sonado como si fuera un regaño señora Müller, ya he visto de lo que puede hacer el amor en las personas.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora