He estado caminando durante una hora por aquella carretera tratando de encontrar ayuda, de que alguien pueda encontrarme y llevarme a casa, mi desesperación se ha resumido a mis lágrimas derramadas por saber que se han llevado a Joyce de mi lado. Me tumbo a un lado de la carretera sujeta de los pliegues de mi vestido. No puedo dar un paso más, no puedo seguir de pie, el miedo, el pánico y mi angustia me han dejado sin fuerzas para continuar, agregado a que ha empezado a helar.
—Joyce —sollozo con fuerza—. Por favor, regresa.
Mi voz ha desaparecido por completo, me duele el alma, el corazón, me duele saber que pueden hacerle daño.
Escucho el sonido de un auto, se ha detenido a un lado de la carretera.
—Señora, ¿está bien?
No logro distinguir muy bien su figura, pero puedo escuchar su voz, una mujer anciana se ha arrodillado para verificar mi estado.
—La miro como si fuera un ángel.
—Por favor —suplico tomándola de su camisa—. Ayúdeme —le pido.
Ella me mira con horrores, me ayuda a levantar del suelo, me ofrece un abrigo para cubrirme.
—Tranquila linda niña, voy a ayudarte. No te preocupes —dice con dulce voz.
—Se han llevado a mi bebé —me lamento en aquel asiento del auto—. Se lo han llevado —aprieto con fuerza mis parpados.
Quería que todo se tratase de una pesadilla, pero no era así, estaba viviendo en carne propia mi miedo más profundo.
—Cálmate, trataremos de encontrarlo —responde mientras mantiene su vista fija en la carretera—. Dime, ¿dónde vives? Puedo llevarte a casa o quizás a un hospital, ay Dios no sé qué hacer —dice desesperada.
—A casa —le respondo sujetando su mano—. Vivo en la casa del presidente Müller.
Ella me mira como si fuera una loca.
—¿Qué? —pestañea sin creerme.
—Soy su esposa, por favor créame —le pido.
Ella se queda en silencio, analizando lo que ha salido de mi boca.
—Está bien, te creo, voy a llevarla a su casa señora Muller.
—¿Puedo pedirle un favor? —le pregunto.
—Claro.
—¿Podría usar su teléfono?
Ella asiente, me indica donde se encuentra el móvil y lo tomo en mis manos para marcar el número de Nathaniel.
Debe contestar, por favor contesta. La llamada termina cayendo al buzón de voz.
Decido con mis pocas fuerzas escribirle un mensaje.
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Danzando con el Destino
RomanceGisele se ha esforzado en cumplir su sueño desde niña, el tener un puesto en una de las prestigiosas academias de ballet de Paris, su talento es único y admirado por muchos a pesar de la difícil vida que ha llevado. Nathaniel Muller, candidato reco...