Capitulo 29

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¿Cuánto tiempo se necesita para superar el pasado?

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¿Cuánto tiempo se necesita para superar el pasado?

No podría responder aquella pregunta, el pasado quizás no se supera, solo aprendes a dejar ir algunas cosas que te han causado daño, un daño en ocasiones irreparable, descubres que debes aprender de aquella heridas y que debes sanarlas con ayuda de otros.

No creía que nadie podría sanar las mías, no hasta que conocí a Nathaniel. Él regreso a mi aquello que había perdido, la confianza y el amor por mis sueños, aprendí que puedo ser fuerte y decidida.

He aprendido tantas cosas a su lado, que ahora estaba actuando como la chica frágil y débil que llego a su casa con un bebé y firmo aquel papel.

—Gisele —susurra.

Mis ojos se abren, estoy en la cama, Nathaniel se encuentra apoyado en mis piernas, lleva el traje hecho un desastre y las ojeras reflejan que no ha pasado una buena noche.

—¿Qué me ha sucedido? —pregunto aturdida—. ¿Cómo es que he llegado aquí?

No recuerdo nada de lo que ha sucedido, solo nuestra conversación sobre marcharme de la casa, Nathaniel enfurecido con Chantal, mi respiración y mis manos temblorosas.

—Has tenido un bajón de tensión —dice serio—. Me has preocupado.

—¿El bebé? —pregunto nerviosa.

—Está bien, el medico ha venido, hizo algunas cosas de rutina, trajo a su personal, todo ha sido un caos. ¡Dios, voy a volverme loco! —se levanta para apoyarse en el marco de la ventana de nuestra habitación.

—¿Nat? —pregunto cuando lo veo mirando a la nada.

—Siento que toda mi vida ha sido una completa mentira —dice furioso—. Siento que no podré sobrevivir con tantas cosas en mi cabeza, en saber que mi madre ha intentado esto, que era el hermano de ese hombre, que mi madre biológica puede estar viva, que mi esposa casi muere, que puedes irte.

Su mirada se centra en mí, refleja que está conteniendo las lágrimas me duele verlo en ese estado.

—¿Y sabes que es lo más grave de esto? Que si me pides que te deje marcharte, no podré detenerte.

—Estoy asustada Nathaniel, lo que ha hecho tu madre es una de las cosas más horrorosas por las que he pasado.

—Gisele —se acerca hasta mí—. Vamos a superar esto juntos, vamos a encontrar una solución, pero por favor no te vayas, te lo pido. No como el hombre que da orden en el país, solo como Nathaniel Müller. No hagas esto, no me separes de ti, de Joyce de nuestro bebé. No podré, solo no podré.

Nathaniel se quiebra en ese instante en mis brazos, deja escapar las lágrimas, nunca lo había visto tan frágil, tan roto, tan vulnerable.

—Está bien, todo va a estar muy bien —le respondo tomando su rostro en mis brazos.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora