Capitulo 9

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Me remuevo en aquella cama, siento que la cabeza va a explotarme de la resaca

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Me remuevo en aquella cama, siento que la cabeza va a explotarme de la resaca.

Resaca. Vino, cena con Nathaniel. Nathaniel y yo en su apartamento, después todo es confusión

Abro los ojos de golpe comprobando que me encuentro en una cama ajena a la mía, que estoy envuelta en cobijas y que no llevo la misma ropa puesta de la noche anterior.

Mierda, mierda. ¿Qué sucedió?

Me llevo las manos a la cabeza desesperada. ¿Qué has hecho Gisele?

- Buenos días – escucho la voz masculina de Nathaniel a mis espaldas.

- Nathaniel, dime que no ha pasado algo entre tú y yo –aprieto mis labios y me quedo mirándolo.

- Dime según tu ¿Qué debería haber sucedido? –se sienta en una de las esquinas de la cama.

- No estoy para bromas, dime la verdad.

- No pasó nada, anoche estabas muy ebria, había llovido mucho y no dejabas de hablar. No me aprovecharía de una mujer en ese estado.

Que alivio.

- ¿Dónde está mi ropa? -enarco una ceja.

- Estaba mojada así que lo único que se me ocurrió para que no pescaras un resfriado fue ponerte ropa limpia.

- ¿Tú me cambiaste?

Él asiente.

- Que vergüenza madre de Dios –digo por lo bajo.

- Tengo una pregunta para ti, ¿Quién es Antoine?

Aprieto mis labios al escuchar aquel nombre.

-Lo mejor es irme – rebusco mis cosas para poder salir de allí cuanto antes pero el brazo de Nathaniel me retiene.

-No has respondido a mi pregunta, ¿Quién es?

-No es nadie, y por favor deja de hacerme preguntas.

-Creo que es alguien importante, porque anoche no dejabas de decir su nombre.

-Hay cosas de mi vida que no necesito decirte –le respondo.

-He preguntado algo estúpido supongo –se rasca la nuca.

Nathaniel se ofrece a llevarme después de aquella pequeña conversación y desde el bochornoso escándalo que monte la noche anterior, no hablamos durante el recorrido a mi casa pero si me menciona algo de lo que tengo pocos recuerdos.

- Gisele, a partir de hoy te daré unos cuatro días para que puedas empacar todo y cumplir con tu parte del acuerdo.

- ¿Qué? –pestañeo sin saber a lo que se está refiriendo.

- ¿Has olvidado acaso lo que firmaste?

- ¿Firma?

Nathaniel rebusca en su camisa el móvil, busca en este algo en particular y después me lo extiende para que vea una fotografía de un acuerdo entre él y yo sobre el cual fingimos nuestra relación.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora