Gisele se ha esforzado en cumplir su sueño desde niña, el tener un puesto en una de las prestigiosas academias de ballet de Paris, su talento es único y admirado por muchos a pesar de la difícil vida que ha llevado.
Nathaniel Muller, candidato reco...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Camino de un lado a otro, Nathaniel no me ha dirigido la mirada después de nuestra conversación y temo lo peor.
—Nat...—susurro.
Niega y se levanta abruptamente de la silla.
—No quiero verla —aprieta las manos hasta convertirlas en puños—. ¿Porque has decidido que esto es lo mejor, eh?
—Solo he querido que hagas las paces con tu pasado —le contesto.
—No de esta manera —frunce el ceño—. Hay cosas que son más primordiales que cerrar mi pasado.
—¿Cómo cuáles?
—Tú por ejemplo —responde tomándome de las manos con fuerza—. Solo me importaras tú.
—Y lo entiendo perfectamente —le respondo con una leve caricia en su mejilla—. Pero me importas a mí, y te ves mal, por favor intenta solo sanar esas heridas.
Suspira.
—¿No me das otra opción verdad?
Le dedico una sonrisa y pronuncio un "No" en respuesta.
—Está bien —acepta.
Sonrío, tomo en mis manos el móvil y le muestro aquella fotografía de esa mujer, su verdadera madre.
—Es idéntica a ti, ¿no te parece?
—Claro que no.
Se niega a aceptarlo, pero sé que la imagen lo ha dejado sin palabras al igual que la primera vez que la vi.
—Claro que sí —le respondo con dulzura.
—¿Cuándo vendrá?
—Cuando tú lo quieras, he mencionado que volveré a llamar cuando necesite sus servicios. ¿Sabías que estudio enfermería?
Él se aleja de mi lado, se acerca a la ventana y se queda allí sin decir nada.
—Enfermera, y no fue capaz de conservar a sus hijos a su lado, que ironía —bufa.
—Nat, eran otros tiempos —me acerco hasta él, lo intento lmar, pero eso no funciona.
Esta herido, puedo ver como aun le duele aquello y no lo culpo hay heridas que nunca cierran.
—No fue una buena madre, siempre me pregunte por qué dejarme, y ahora estoy más confundido que al inicio.
—Era muy joven, no todos podemos jugarla sin antes escucharla.
—Tú no harías jamás eso, incluso decidiste poner la vida del bebé por encima de la tuya, aun si morías, no te importo nada.
—Nat.
—No puedo Gisele, no puedo, demonios —ruge y se acerca hasta la puerta de la habitación, sale cerrándola de un solo golpe.
Sé que es difícil para él, sé que ahora está recuperando su confianza en Chantal, pero no merece hacerse más daño así mismo, no quiero esto para él.