Capitulo 27

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Camino con dificultad por la habitación, choco en mi camino con la mesa de noche tumbando el bonito arreglo floral al suelo

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Camino con dificultad por la habitación, choco en mi camino con la mesa de noche tumbando el bonito arreglo floral al suelo. Rebusco entre mis cosas el móvil, intento en mi desesperación marcar el número de Nathaniel.

Caigo al suelo producto del dolor.

—¿Gisele?

La puerta se abre de par revelando la figura de un Nathaniel preocupado por lo que sus ojos están viendo.

—Nat ayúdame, no me siento bien —respondo apenas en un hilo de voz.

—Tranquila, estoy aquí me recoge en sus brazos para llevarme cargada escaleras abajo, le pide a sus hombres preparar el auto para llevarme al hospital más cercano mientras no dejo de quejarme del dolor.

—Joyce, trae a Joyce —le pido.

—Tranquila, me encargo de todo —le pide a la chica que cuida de él que suba a uno de los otros autos con el bebe.

Chántal aparece de la nada, fija su vista en mí y luego en él.

—¿Que sucede, a donde van?

—Gisele está mal, no sé lo que le sucede, la llevaré a un médico.

—¿Se pondrá bien? —pregunta algo asustada por la situación.

—No lo sé mamá —le responde un Nathaniel preocupado.

Subimos al auto, por el camino le trato de explicar a Nathaniel que me he sentido bien todo el resto de la tarde y que no puedo entender que ha originado tal malestar, el preocupado no deja pasar sus manos por mi rostro, mi corazón late como si fuera a salirse y por más que intento calmarme no puedo.

Llegamos pronto a un hospital cercano uno que es privado, Nathaniel se encarga de indicarle a los encargados de emergencias que me ha encontrado ene se ese estado y que no sabe que sucede. Ellos le piden que me espere en la sala de espera alterna, en un principio se niega a dejarme sola, pero obedece cuando lo veo necesario para que cuide de Joyce.

Las enfermeras me conducen a un emergencias, el medico hace su revisión, trata de identificar lo que me sucede, manda a realizar unos exámenes y una ecografía.

Aquello es lo único que recuerdo después de perder mi conocimiento producto del dolor.

—Señora muller, ¿me escucha? —logro escuchar la voz masculina del doctor—. ¿Puede oírme?

Abro mis ojos con dificultad.

—Si —digo en apenas un susurro.

—Bien no se preocupe, hemos encontrado la causa de su malestar.

—Estoy bien, ¿puedo regresar a casa?

Él dibuja una cara de preocupación.

—Por el momento si, pudo empeorar si no hubiera venido a tiempo, esta embarazada, ha tenido sistemas de un aborto, detectamos a tiempo un sangrado.

Danzando con el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora